★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

Estación Zombie: Tren a Busan fue la mejor película de zombies de 2016 y un éxito incontestable del cine surcoreano en todo el mundo. A nadie tomó por sorpresa la decisión del director Sang-ho Yeon y el productor Lee Dong-ha de realizar una secuela, sobre todo si consideramos que Tren a Busan abría la puerta a consolidar toda una mitología audiovisual. El resultado ya lo tenemos en pantalla: se titula Estación Zombie 2: Península (Peninsula, 2020) y es una película estridente y rebosante de pirotecnia audiovisual.

Pero, ¿es una digna sucesora de Tren a Busan? Digamos que es una sucesora competente. Qué difícil, ¿no? Ser la secuela de una película destinada a trascender como cinta de culto.

Estación Zombie 2: Península cuenta la historia de un ex militar de la marina de Corea del Sur llamado Jung-Seok, quien logró escapar a Hong Kong tras la hecatombe de la primera película. Sin embargo, perdió a su hermana y sobrino en el trayecto. Cuatro años después de la tragedia, Jung-Seok es reclutado por un codicioso mercenario para que viaje de regreso al península coreana para recuperar un camión abandonado, el cual va cargado de varios millones de dólares. ¿El problema? Que Corea del Sur sigue infestada de zombies. La misión es, ciertamente, suicida.

Estación Zombie 2: Península es un espectáculo impresionante si la medimos con la escuadra del cine de acción. Las secuencias de persecución y escape son hiperbólicas, vertiginosas y alocadas, con todo para hacer sentir celos a las películas de Hollywood. El director no escatima al llevar la acción al exceso. Y es por eso también que termina por darnos una experiencia bastante desigual conforme avanza la trama. Es normal si llegas a preguntarte “¿qué clase de película es ésta?”

Península recorre así un extraño trayecto estructural y estilístico. Arranca como una película de pérdida y exilio, luego se convierte en la promesa de una película de robo y estafa en el contexto del apocalipsis zombie; acto seguido, se vuelve una película de acción à la Fast & Furious donde los zombies son pinos de un boliche hecho a escala natural. Finalmente, la película se vuelve un drama distópico à la Mad Max, tras lo cual todo cae en la licuadora del director.

El resultado es ciertamente entretenido, pero no deja de quedarme la sensación de que a los realizadores les ha ganado la gula técnica y quizás hasta narrativa. La película, divertidísima, trata de tantas cosas al mismo tiempo. Ahí es donde se desarticula, donde puede haber cierto extravío tonal y emocional. Te divierte pero no te compromete. Justo al contrario de Tren a Busan.

Ocurre que Tren a Busan, a diferencia de Península, nos entregaba una película de zombies hecha y derecha, pero imbuida en un relato siempre humano, incluso en sus momentos de mayor exceso: es la historia de un padre decidido a salvar a su hija, emplazado rumbo al sacrificio definitivo. Es, además, una suerte de road movie de supervivencia. Todo es muy concreto. La hecatombe es la circunstancia de los personajes en su drama personal.

En Península, la historia parece estar al servicio de la acción y efectismo, sometida a los caprichos de los elementos “wow” que revientan las bocinas de la sala una y otra vez. El drama de los personajes es muy endeble la mayor parte del tiempo, solo cobra algo de potencia conforme nos vamos acercando al final. Ah, pero eso sí, ¡qué bonito explotan los zombies cuando los atropellan! (Esto último es mitad sarcasmo, mitad testimonio).

Estación Zombie 2: Península es una película-espectáculo. No esperes que en ella brille el elemento humano como ocurrió en Tren a Busan. Ahora toca que te diviertas con la parafernalia audiovisual de esta producción surcoreana que fue seleccionada por el malogrado Festival de Cannes de este año.


Estación Zombie: Península es un estreno de Corazón Films.
Pre-estreno: 2 de noviembre
Estreno nacional: 5 de noviembre
Solo en cines