Elliot conoce a Mia y queda prendado. Pero lo que parece ser un dulce romance à la “chico conoce chica” dará un giro aciago. Los personajes interpretados con mucha soltura y verosimilitud por Jeremy Allen White y Maika Monroe verán cómo su amor de juventud se convierte en un trayecto en ascenso rumbo a la madurez cuando Elliot descubra que padece de una enfermedad que impactará sus vidas con fuerza, esto en el drama romántico Después de todo (After Everything), una producción de TNT Original y Particular Crowd que es dirigida y escrita por Hannah Marks y Joey Power.

En el umbral del estreno de este largometraje de textura indie, fue que TOPCINEMA pudo charlar con la cineasta Hannah Marks. Es interesante cómo su película trasciende los esquemas del melodrama young adult —que ha explotado la fórmula del personaje enfermo hasta la insanidad— para ofrecernos una experiencia más madura y auténtica sobre cómo sería sobrellevar una relación en una situación como la que enfrentan Elliot y Mia, con sus tragos dulces y amargos, sin endulcorantes o recursos tramposos.

“La película salió en los Estados Unidos hace un par de años, así que puedes imaginarte mi sorpresa cuando supimos que íbamos a llegar a México. Estamos muy contentos y muy emocionados por esto”, comenta Marks al iniciar la conversación sobre Después de todo, película de inminente estreno a través de TNT.

Quisiera que platiquemos un poco sobre el tono de la película, su textura dramática. Después de todo es una historia de amor, una historia de supervivencia, donde creo que es importante destacar su hechura naturalista. ¿Nos puedes hablar al respecto?

Sí, totalmente. Creo que precisamente buscábamos contar esta historia de amor, de esta pareja joven que enfrenta este escenario donde el cáncer aparece, de una forma realista, sin decoraciones o artificios. Queríamos eso, que todos los elementos se sintieran muy naturales. Te estoy hablando de que lograr el tono implicaba para nosotros trabajar la parte de los escenarios, las actuaciones, el color, la iluminación, el ritmo del relato. Fue un trabajo dirigido con esa intención.

¿Cómo decidiste la forma en que la cámara iba a comportarse en la película? Se mueve casi de manera documental, nos hace sentir cerca de los personajes…

Desde el principio sabíamos que teníamos que trabajar con la cámara al hombro, ¿sabes? Queríamos la sensación de naturalidad que ese tipo de estética te da. Hace que todo se sienta más verdadero y eso era importante para contar bien la historia de Elliot y Mia. Creo que es parte fundamental de lo que hablábamos antes, y la cámara era un elemento clave para lograrlo, para que la película se sintiera cercana, casi cortando la barrera de la ficción.

¿Cómo trabajaron tanto con Maika [Monroe] como con Jeremy [Allen White]? Me encanta la química a cuadro, se siente orgánica y auténtica.

Eramos una producción independiente con muy poco dinero filmando en Nueva York. Al tener tan poco presupuesto y trabajar con una ventana de tiempo tan apretada, la verdad es que no tuvimos muchos ensayos. No voy a decir que trabajamos desde la improvisación, porque no fue exactamente así, pero sí creo que la forma que tuvimos de trabajar con los actores fue muy espontánea, muy al momento. Fuimos muy afortunados por tener a Maika y Jeremy en el reparto. Coincido en que sus actuaciones se sienten así, ambos hacen un trabajo muy transparente y orgánico.

¿Cómo fue que nació la idea de la película y cómo fue el proceso de co-autoría con Joey Power?

Joey y yo trabajamos durante mucho tiempo en cafés, pensando en una idea para una película. Quiero decir, en verdad mucho tiempo. Sucedió que vimos la película 50/50, esa de Joseph Gordon Levitt donde enferma de cáncer, y la película nos hizo hacernos muchas preguntas, crearnos escenarios hipotéticos, sobre todo a partir de lo que ocurría con el personaje hacia el final de la película. Fue así que nos pusimos a pensar en esta idea, en este personaje joven al que le da cáncer justo cuando conoce a una chica y se enamoran, la presencia del cáncer en la relación. La idea era escribir esto sin ningún maquillaje, sin darle retoques bonitos a la situación, buscando un equilibrio entre las cosas maravillosas de estar enamorado junto a los retos que implicaría una relación en este contexto.

Desde el primer acto algo me hizo pensar “no esperes el final de siempre”. Digo, en realidad no sabía la ruta que la película tendría, pero sentí que esa era una posibilidad a pesar de ser una historia de amor. ¿Qué tan fácil o difícil fue decidir el arco dramático de la historia, hasta dónde llegaba la historia de Elliot y Mia que tenía que aparecer en pantalla?

Sí, bueno [risas]… más o menos tuviste razón al sentirte así. Y esto no es un spoiler, creo yo, es algo que tiene que ver con el estereotipo de los finales que solemos ver en historias como ésta en el cine, ¿no? Sin dar ningún spoiler, yo no diría que es un final trágico ni mucho menos, más bien va en una dirección distinta a la del arquetipo del cine romántico y creo que está bien ver cosas que toman otro giro, que tratan de ser un poco más verdaderas respecto a cómo podrían suceder las cosas en la vida real, sin que esto implique que el final te decepcione, sino que te deje un sabor diferente al de siempre.


Después de todo (After Everything) se estrena este 16 de noviembre a las 22:00H por TNT. Un estreno de TNT Original y Particular Crowd.

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