★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

Estamos acostumbrados a que las películas de maduración (o de coming of age) cuenten historias de niños o jóvenes afrontando algún evento transformativo en su crecimiento. Pues ALGUIEN, EN ALGÚN LUGAR es una pieza francesa que explora ese género pero muy a su manera: a través de dos personajes adultos que luchan por ascender un peldaño más en su empinado proceso de madurar y aprender a navegar por las vicisitudes de la vida.

Mélanie (Ana Girardot) es una laboratorista que debe hacer una importante presentación frente a una junta de inversionistas. Rémy (François Civil) es un empleado de una empresa de retail en línea que está evolucionando hacia la automatización operativa. Los dos guardan varias cosas en común: son vecinos sin saberlo, compran en la misma tienda, caminan las mismas calles y hasta están a punto de ir a terapia. Más aún, ambos parecen estar emocionalmente atrofiados. Así, dos vidas se desdoblan con sus paralelismos y divergencias en una París arromántica.

Con la contextura de una comedia dramática más que de una pieza de amor, el director Cédric Klapisch nos cuenta una historia de desencuentros y sin sabores en la vida de dos adultos jóvenes. Cada cual a su manera trata de lidiar los embates de la vida profesional, familiar y social, de los guiños románticos y los baches cotidianos.

EMOCIONES COTIDIANAS EN ALGÚN LUGAR

El filme es interesante en la medida que explora emociones muy humanas. Empero, la película no es perfecta. Ocurre que el director de cierta manera se las arregla para que se cree una distancia entre nosotros y los personajes: nos convertimos en espectadores casi distantes de lo que Mélanie y Rémy viven. Si bien es cierto que entre personajes y público se llega a entretejer una cierta red de empatía, al final nos quedamos solo con eso, no llegamos a invertir nuestras emociones en la dupla salvo en un par de ocasiones muy puntuales.

Incluso en lo tonal, la película es algo dispar. Pongo un ejemplo: su secuencia de créditos es de un dinamismo que contrasta (¿por qué?) con el abatimiento de los arcos dramáticos de los personajes principales. Eso sí, los momentos bien logrados de ALGUIEN, EN ALGÚN LUGAR son suficientes como para mantenernos ahí, queriéndo saber cómo se desenvolverá el nudo de los personajes. Incluso si lo sospechamos o si hay cierto sabor predecible en la trama, queremos observar cómo sucederán las cosas y hasta qué punto acompañaremos a Mélanie y Rémy.

En fin, si eres un cinéfilo francófilo de seguro que vas a querer perderte de ALGUIEN, EN ALGÚN LUGAR. Es una película agradable. ¿Memorable? No tanto.