Pisar el acelerador a fondo puede convertirse en una buena —¿pero ilícita?— forma de ganarse la vida. Al menos así lo hace Ernesto (Tiago Correa), el estafador que utiliza su destartalado Malibú para provocar choques y exprimirles a los conductores distraídos algo de dinero. Sin embargo, cuando Ernesto choque con Gloria (Marisol Rivera) las cosas comenzarán a salirse de control. La mujer, desesperada y abatida, comenzará un periplo de transformación a alta velocidad.

MALIBÚ es la película mexicana dirigida por Víctor Velázquez y protagonizada por Marisol Rivera y Tiago Correa. En el marco del estreno mundial de la cinta dentro de la competencia oficial del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), buscamos a Rivera y Velázquez para charlar sobre esta producción. Y esto fue lo que TOPCINEMA descubrió al respecto.

Platícanos un poco sobre el género MALIBÚ, que en buena manera es una película de estafa… y quizás un poco más. ¿De qué te nutriste para darle forma y espíritu a la cinta?

VÍCTOR VELÁZQUEZ: Lo curioso es que no pensamos en un género. Lo que quería era  contar una historia muy específica que hablara un poco de la ciudad [de México], el caos y la sobrevivencia en la jungla de asfalto. La idea surgió cuando yo estaba obsesionado en ese tiempo con el autor catalán Sergi Bellver, que habla de ciertos personajes que usualmente son considerados malvados de alguna forma. Yo tenía la idea de hacer un personaje así, un antihéroe que dejara al público reflexionando.

Las cosas del género se fueron dando mientras escribíamos con libertad, porque lo que yo buscaba era crear una película que a mí me gustara, convenciera y me transportara a algo. No quería caer en demasiada comedia u oscuridad, quería un punto medio. Una de mis inspiraciones fue el cine coreano, que también tiene este tipo de personajes que están un tanto fuera de la sociedad. Una película que me inspiró mucho estilísticamente fue Casas Vacías, que habla de una pareja que se dedica a entrar a casas ajenas y vivir ahí cuando la gente no está.

Marisol, cuéntanos cómo fue para ti hacer a Gloria y tomar el protagónico de MALIBÚ.

MARISOL RIVERA: Lo que más disfruté de este personaje es que es alguien que pasa por todo y en ese trayecto se muestra completamente humano. Por primera vez me toca un personaje que toca fondo cada una de sus emociones sin importar las consecuencias y creo que es lo más humano que he hecho en mi trabajo. Mientras ves la película, vas comprendiendo cómo va pensando, cómo se va afectando y siendo la víctima de su propia circunstancia, sin medir el resultado de los daños colaterales. Lo disfruté mucho porque exploré cosas que como actriz no había tenido la oportunidad, es algo que siempre agradecí a Víctor [Velázquez]. Él apostó por mí y me dio la oportunidad. Fue un reto increíble.}

En la película vemos desde choques hasta persecuciones a toda velocidad. ¿Cuáles fueron los retos logísticos que conllevó hacer la película para tener el resultado de acción que tuvimos en pantalla?

VV: Fueron muchos. Se trató de una película difícil de filmar, físicamente extenuante y a todos nos retó al límite. Algo que me pareció muy padre fue que había que abordar el proyecto con mucha pasión y eso no es algo que venga fácil. Marisol lo hizo, incluso con furia, con un deseo absoluto de que las cosas salieran bien. Eso es un poco lo que hicimos todos. Tuvimos que ser creativos, hacer muchas cosas a la mexicana —para bien y para mal—, no teníamos un presupuesto grande y teníamos que resolver cosas de una proyección mucho mayor. La gente de producción fueron unos guerreros absolutos, tienen toda mi admiración y gratitud.

MR: Lo que hubo también fue mucha honestidad. Se nos dijo desde un inicio lo que era esta producción y lo que se podía con el presupuesto. Nos ajustamos y todos se entregaron de corazón. Las mujeres del equipo tomaban la iniciativa en muchas ocasiones, tanto dentro del contexto de la película como fuera. Todos estábamos listos para apoyar en lo que se necesitara y no hubo nadie que no diera todo.

VV: Las películas son un trabajo colaborativo, esfuerzos conjuntos. Y el equipo de mujeres tras la película fue de puras súper guerreras. En ese sentido es una película bastante femenina. Me preguntaban porque la película apunta hacia el acoso del jefe, lo que ocurre con el esposo [de Gloria] o todo lo que pasa con los policías… y pues hay que soltar un poco el rollo machista de la sociedad mexicana. Yo sentí esta necesidad a la hora de plantar ese común denominador y darle la vuelta.

Esta pregunta puede parecer un poco extraña, pero… ¿por qué un Malibú y no cualquier otro coche como un Caprice, un Fairmont o un Grand Marquis?

VV: El Malibú es igual al que tenía mi papá cuando era niño y el que conocí toda mi infancia. Estaba oxidado de arriba y se veía algo destartalado, pero cuando se descomponía lo arreglábamos y le teníamos mucho cariño. Está muy ligado a mis emociones. Recuerdo que era resistente porque fue chocado varias veces sin mostrar mayor daño. Cuando recordé eso supe que era el auto para la película. Escogí también ese título para el largometraje porque me parece un contraste interesante entre el nombre de esta playa de ricos estadounidenses y la realidad mexicana. Ese juego del coche con un nombre que da una idea de riqueza inalcanzable que nos venden como marca y luego está el auto en sí y ves otra realidad.

¿Cómo fue encontrar un Malibú que sirviera para los propósitos de la película?

VV: Eso fue otro buen detalle. El coche lo armaron mi hermana y su pareja, ellos se dedican a la mecánica y al diseño. Armaron el look, me lo presentaron, lo aprobé y se dedicaron a cazar el auto —de hecho, cazaron tres iguales—, lo prepararon, lo desarmaron y lo acomodaron casi desde cero.

Les tengo que decir que yo tengo una relación muy mala con el volante. Es por eso que —además de compartirte mi admiración— hay algo que tengo que preguntarte, Marisol: ¿Cómo era tu relación con el volante antes de la película?

MR: Muy buena. Desde adolescente me mandaron a una escuela de manejo y un instructor me dijo que difícilmente tendría accidentes porque era muy precavida. En la CDMX debes de pensar que los demás harán algo completamente ilógico mientras manejas y eso te hace desarrollar un sentido de precaución todo el tiempo y mucha confianza. Cuando fue la primera práctica con los stunts en un estacionamiento grande, con tres coches de prueba, el stunt nos dijo lo que nos iba a enseñar, hizo demostración y cuando fue mi turno todos estaban sorprendidos.

VV: Cuando el precision driver que los entrenó me dijo que no tendríamos ningún problema con Marisol me sentí muy satisfecho. Incluso la quiso invitar a aumentar su entrenamiento.

MR: Toda mi vida siempre he hecho ejercicio, pero esta película me exigió mucha situación física. Yo tuve la fortuna de manejar todos los coches de la película y podías apreciar el cómo los arreglaron. Desde que los encendía les pedía que no me fallaran, como si fueran otro compañero de rodaje. Fue muy bonito. Estoy muy agradecida.


MALIBÚ forma parte de la competencia oficial mexicana del GIFF.


Entrevista realizada por Arturo Garibay para TOPCINEMA | Enviado especial