★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

Taika Waititi es el “Slash” del Universo Cinematográfico Marvel (UCM). O el “Axl Rose”, dependiendo de si prefieres la guitarra eléctrica o la voz desgarradora. Los riffs audiovisuales de THOR: AMOR Y TRUENO son delirantes y fulminantes. Esta comedia de acción y fantasía no es solo una de las piezas más divertidas del UCM, también es el hard rock del cine de superhéroes. Pero también es pop, mucho. Decir que es estrafalaria implica que nos quedemos cortos. Su objetivo es la diversión a través del exceso pueril —y picante—… Huelga decir que Waititi da en el blanco.

Tras los eventos de AVENGERS: ENDGAME, Thor (Chris Hemsworth) se unió a los Guardianes de la Galaxia. Viajando por el universo, el Dios del Trueno se ha dedicado a encontrar un propósito y paz interior. Cuando descubre que un sujeto que se hace llamar “El Carnicero de Dioses” (Christian Bale) ha masacrado a varias deidades, Thor se emplaza en una nueva misión que lo llevará a reencontrarse con el martillo Mjolnir y su nueva portadora: Jane Foster (Natalie Portman), convertida ahora en Mighty Thor.


En la misma tradición de THOR: RAGNAROK (2017), la flamante AMOR Y TRUENO hace su acto de funambulismo conectando los pilares de la comedia paródica y el cine de superhéroes. Waititi ha entendido que Thor es un personaje que funciona muy bien si no te lo tomas tan en serio, si le exprimes humor a su omnipotencia.

El cineasta de nuevo recurre al kitsch, pero ahora con esteroides. A Taika no le molesta que las estampas fílmicas de su nuevo opus parezcan la tapa de una Trapper Keeper, por el contrario, se regocija en ello. El chiste es reventarle las pupilas y los tímpanos al espectador. Lo primero, con el brutal estallido de color. Lo segundo, explotando los himnos icónicos del cancionero de Guns N’ Roses.

Lo lindo es que, además, THOR: AMOR Y TRUENO no es un divertimento hueco. El filme explora el papel de las figuras divinas en el imaginario colectivo. En el relato, la ausencia de “Dios” (o la falta de una respuesta tangible e inmediata de la deidad) es el catalizador. El resentimiento ante la voluntad divina puede tener consecuencias catastróficas, lo hemos visto en la realidad y en la ficción.


Hay que añadir que AMOR Y TRUENO es la película más “picante” de Marvel Studios. El filme juega las cartas del doble sentido, la desnudez, el libertinaje y la seducción con un candor malicioso, exquisito.

Muy bien por Waititi, que firma con su puño y letra este nuevo capítulo de la historia fílmica de Thor, ratificando no solo sus intereses formales, sino también conceptuales, pues aborda las narrativas que le interesan como la identidad sexual, el valor del sentido de pertenencia y la potencia del amor como el gran motor universal, la gran coincidencia que podría ayudarnos a cruzar el puente de nuestras diferencias.


THOR: AMOR Y TRUENO es un estreno de Marvel Studios/Disney.

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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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