★★★
Por Arturo Garibay

No es un sueño. La secuela del clásico de culto EL RESPLANDOR ha llegado a la pantalla grande. En 1977, STEPHEN KING publicó la indeleble novela THE SHINING, que sigue siendo uno de sus trabajos con más resonancia, en buena parte gracias a la versión cinematográfica dirigida por STANLEY KUBRICK, estrenada en 1980 y que, se dice, King detesta. Unos treinta y cinco años después, King publicó la secuela de THE SHINING, un grueso y exitoso texto titulado DOCTOR SLEEP. Y, como se veía venir, ahora recibimos en salas de cine la versión fílmica en manos de Mike Flanagan y etiquetada para el mercado regional como DOCTOR SUEÑO.

Han pasado cuarenta años prácticamente desde el estreno de EL RESPLANDOR, pieza clásica del género de horror, cinta sustantiva de la fimografía de Kubrick y, además, interpretación rotunda del gran JACK NICHOLSON. Se dice que segundas partes nunca fueron buenas. ¿Es posible pensar en una secuela de una película tan imponente sin caer en una pesadilla?

En DOCTOR SUEÑO, EWAN MCGREGOR da vida a Danny Torrance, el niño al que veíamos andar en su triciclo en los pasillos del Hotel Overlook. Ahora ha crecido y se siente atormentado. Dentro de él está “el resplandor”, un atributo sobrenatural que te vuelve diferente a otros. Pronto su camino se cruzará con el de una niña que también posee “el resplandor”.

Si bien es cierto que DOCTOR SUEÑO es una película muy entretenida, atrapante a su manera, también es verdad que entre ella y EL RESPLANDOR hay una brecha fílmica notoria. Mientras que la película de Kubrick es autoral, atmosférica y contundentemente psicológica, DOCTOR SUEÑO es más efectista, menos siniestra y más Hollywood. Con todo, tiene suficientes guiños y homenajes a su antecesora como para mantenerlo a uno interesado con lo que ofrece, en sus propios términos.

De este modo, DOCTOR SUEÑO consigue inyectar su cuota de horror y suspenso al espectador, incluso si privilegia la zarabanda visual por sobre la seducción narrativa. Eso sí, hace reverencias y referencias al clásico predecesor continuamente, cosa que se aprecia y agradece en esta pieza donde Hollywood y sus maneras se imponen.