★ ★
Por Arturo Garibay

No sé si estoy loco o algo me ha poseído, pero iré al grano: PRESENCIAS DEL MAL carece de malignidad y sus giros de tuerca están barridos. Eso sí, tiene una ‘presencia’ plástica muy chula. Aunque es evidente que la directora FLORIA SIGISMONDI es una esteta consumada, PRESENCIAS DEL MAL ofrece una experiencia que se conforma con sus logros visuales. El relato original de Henry James, ya antes adaptado y retrabajado en el cine, es reducido a su anécdota más simple y despojado de su espíritu inquietante, descolocador. Un empaque muy bonito con poca sustancia.


Empecemos charlando sobre Sigismondi. Soy fan de su trabajo, aunque sé que en este punto podría parecer lo contrario. Me explico: en la década de 1990, Sigismondi dirigió algunos de mis videos favoritos de Marilyn Manson, David Bowie y Sarah McLachlan, por citar algunos. La realizadora tiene un gran ojo y su obra la ha llevado a trabajar en los últimos años con figuras tan conocidas como Justin Timberlake, Rihanna, Christina Aguilera, P!nk, Dua Lipa o bandas como Interpol y los White Stripes. Tremendo currículum. Por si fuera poco, ha dirigido episodios de series ante las que me pongo de pie, como THE HANDMAID’S TALE o AMERICAN GODS. El talento está y es incontestable.

De entrada, esperaba una película muy lograda en lo visual, cuidada, con un trabajo de luz y color bien conceptualizado. Y no me siento defraudado en ese rubro. PRESENCIAS DEL MAL es una película de horror con un toque “stylish” y noventero, pues el relato arranca tras la muerte de Kurt Cobain. Con aspectos circunstanciales y triviales como ése o el cancionero de la cinta, Sigismondi le rinde tributo a la década que vio nacer y crecer su carrera con la cámara y con la creación audiovisual.

El problema de la cinta lo encontramos, en todo caso, en el relato, muy probablemente desde el guion. Estamos hablando de una película de ‘casa embrujada’. Seguro podemos estar de acuerdo en que, dentro del género de horror, las películas de ‘casa embrujada’ son emblemáticas. El potencial de este tipo de relatos es fantástico pero, al mismo tiempo, los recursos de este tipo de historias son tan conocidos que es fácil caer en el lugar común.

PRESENCIAS DEL MAL está basada en THE TURN OF THE SCREW, la novella de HENRY JAMES publicada a finales del siglo XIX, que en el pasado ya ha sido adaptada de múltiples formas al terreno audiovisual, a veces con lecturas directas, muchas veces con reinvenciones. Este es el caso. El relato original de James posee una carga fulminante en términos emocionales y tiene la capacidad de dejar al lector en franca disyuntiva, luchando entre lo psicológico y lo sobrenatural, entre la cordura y la superchería. Además, hay una sugerida marca sexual en el relato y, sobre todo, en el personaje principal. Bueno, pues todo lo interesante se ha diluido. Solo queda la anécdota trivial, sin la “carnita”.

PRESENCIAS DEL MAL cuenta la historia de una joven que recibe la consigna de convertirse en tutora de una niña huérfana y millonaria que vive en una casona imponente. Pronto descubre que el ama de llaves, el hermano de la pequeña y la propia finca serán sus rivales si desea cumplir su labor en ese entorno lleno de cosas inexplicables.

PRESENCIAS DEL MAL pretende entregarnos “giros de tuerca” con tornillos desgastados. Sus sacudidas de trama (particularmente en el último acto) son más decepcionantes que intrigantes. Por último, tengo que añadir una cosa: el título en español es bastante injusto con el relato. Ni modo. Mejor suerte para la próxima.


PRESENCIAS DEL MAL lleva por título original THE TURNING. En salas mexicanas desde el 24 de enero. Un estreno de Universal Pictures bajo la dirección de Floria Sigismondi.