★ ★ ★ ½
Por Arturo Garibay

Es momento de encender los motores de la Máquina del Misterio porque el flamante largometraje animado ¡Scooby! al fin está en salas de cine. La cinta es protagonizada por la pandilla que ha hecho historia en la pantalla chica: Shaggy, Dafne, Wilma, Fred y Scooby Doo… pero además guarda muchas sorpresas en esta aventura emocionante para los más pequeños y nostálgica para los mayorcitos.


¡Scooby! es, al mismo tiempo, una película de origen y un nuevo inicio, una suerte de reboot que no traiciona la genética de estos icónicos personajes. Es evidente que en el largometraje dirigido por Tony Cervone están los primeros indicios de una franquicia en pos de nuevas audiencias, pero que también sirve un tajo generoso a quienes crecimos con estos personajes y hasta les guardamos cariño.

En su primer largometraje como director, Cervone nos lleva al momento en el que Shaggy y Scooby se conocieron, al nacimiento de la pandilla y la consolidación del grupo como los investigadores que conocemos, auténticos maestros cuando se trata de desenmascarar villanos. Sin embargo, su amistad alcanzará un punto de inflexión cuando deban decidir si quieren ser aventureros por afición o por profesión. Y cuando Shaggy y Scooby vean que su gran amistad es puesta a prueba.

¡Scooby! echa mano de todos los elementos narrativos y cómicos que hicieron de Scooby-Doo un clásico televisivo, desde la interacción entre los personajes hasta el formato de las persecuciones.


Quizá el elemento más interesante de ¡Scooby! sea de carácter mitológico. Sí, porque esta cinta sienta las bases para la construcción de un universo fílmico a partir de las grandes creaciones de la compañía Hanna-Barbera. En la trama, Scooby y Shaggy cruzan caminos con Fabulmán y el perro Dinamita en contra de un villano icónico e implacable: Pierre Nodoyuna. A partir de este punto, ¡Scooby! comienza a extender sus tentáculos hasta acariciar a varios tótems del panteón de personajes de Hanna-Barbera. Incluso la secuencia final de créditos nos da pistas del rumbo que este corpus cinematográfico podría tomar.

Si bien la cinta puede parecer demasiado pueril o arquetípica (según se quiera ver), y hasta por momentos un poco reiterativa, la verdad es que la experiencia es bastante graciosa, sumamente colorida, con un sólido trabajo de animación y con un relato consistente si su función es apuntalar el futuro de estos personajes en la pantalla grande.


No sería raro que al terminar la película te queden ganas de ver no solo una segunda parte, porque esta cinta para toda la familia enciende la curiosidad frente a la posibilidad de ver otras películas basadas en personajes tan icónicos de la Hanna-Barnera, como Mandibulín o la Hormiga Atómica. Pero, sobre todo, sería genial tener una película de superhéroes en toda regla protagonizada por Fabulmán y Dinamita, que ahonde más en el giro que se le da a estos personajes dentro de ¡Scooby!

¡Scooby! tiene su dosis de comedia, aventura y misterio, tal y como debe hacerlo una historia de Scooby-Doo. Al mismo tiempo, le da una refrescada a los personajes sin convertirlos en algo que no son. Es cierto que la película no es una joya, que es pura diversión inconsecuente. En este punto, la verdad es que yo ya dejé ir los chistes más chocantes e impostados de la película, porque al final los personajes sí que hacen gala de identidades muy ad hoc con las intenciones de este proyecto cinematográfico. Si eres como yo, seguro que te acabas la caja de escubigalletas.


¡Scooby! es un estreno de Warner Bros. Pictures. En cines a partir del 20 de agosto.

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