★ ★  | Por Arturo Garibay

No es la primera vez que el cine animado toma como inspiración al cine de espionaje. Para no ir muy lejos, apenas el año pasado vimos la pasable Espías a escondidas (Spies in Disguise) donde observábamos a un agente secreto convertirse en paloma para resolver una conspiración internacional. Aquella cinta apelaba mucho a la herencia de James Bond. Espías en manada (Spycies), en cambio, tiene más bien el pelaje de las historias de acción y de los buddy films, esos donde se forman parejas disparejas que tiene que trabajar juntos para resolver el caso, sí o sí.

Co-dirigida por Zhang Zhiyi y Guillaume Ivernel, Espías en manada es una producción franco-china que cuenta la historia de Vladimir y Héctor, dos agentes muy distintos entre sí que trabajan para la misma agencia de espionaje. Vladimir es un gato espía que siempre está en el epicentro de la acción, nunca mide el peligro, tiene mucho estilo y sabe cómo salirse con la suya. Hector, en contaste, es una rata nerd, un experto en tecnología, un hacker sumamente talentoso pero sin talento de combate. Para el caso, Héctor también es ingenuo, soñador, gentil y está platónicamente enamorado de una abeja que es estrella de cine.

Por azares del destino, ambos tiene que vigilar un material bastante peligroso que, como dicta el canon, es robado justo bajo sus narices. Esto los condena a emprender una misión juntos con el objetivo de recuperar el material químico robado y detener a un peligroso villano.

En este punto, me parece importante decir que Espías en manada es una película para los más pequeños de casa. Si bien es cierto que la cinta presume haber echado mano de algunos animadores y talentos que han trabajado para producciones de Illumination, Espías en manada es un relato cuya potencia universal está mediada: su target son los niños y, aunque es una película de espías, puede que por momentos no te sientas tan conectado si ya formas parte del demográfico más mayorcito.

Eso sí, el acabado gráfico de Espías en manada está muy bien logrado. La atmósfera de la cinta es muy colorida y, desde una perspectiva técnica, hay un sólido trabajo de escenarios y movimientos. Si algo habría que reprocharle es que se alinea demasiado con el esfuerzo que parecen hacer todas las películas animadas hechas con CGI de verse todas casi iguales, con una estética y un diseño de personajes que puede llegar a parecer de stencil. ¿La animación en CGI ya dio lo que tenía que dar? Creo que la última película que empujo visualmente la barra varios de centímetros arriba fue Frozen II.

Con todo, los personajes tienen perfiles muy bien delineados. El trabajo de consolidación de cada personalidad es bueno y se nota que hay una intención por lograr un engranaje entre ellos. La dinámica, por ejemplo, entre Vladimir y Héctor es la misma que vemos en las citadas “películas de pareja” o buddy films como Bad Boys o Una pareja explosiva, solo que en una dimensión claramente más infantil.

Si tienes pequeños en casa y ya estás planeando el regreso a las salas de cine, Espías en manada puede ser una buena opción para reencontrar a tus chiquitos con la pantalla grande. No es un clásico en ciernes pero sí te da una experiencia palomera para disfrutar en familia.


Espías en manada es un estreno de TNT Original y Particular Crowd que llega a salas de cine gracias a +Que Cine de Cinépolis. En cines desde el 10 de septiembre.

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