El expresionismo fue un movimiento cultural que nació a inicios del siglo XX en el seno de una Alemania con depresión post guerra mundial. El país —destrozado en todos los sentidos— encontró en él un nuevo escaparate, tomando sus sombras, dolor y relatos fantásticos para sanar todos los aspectos de su cultura: música, literatura, teatro, arte, arquitectura e incluso el cine.

Contrario al impresionismo, este movimiento resaltaba la tristeza y el temor para acentuar o deformar la realidad, una especie de amor a la obscuridad o la desgracia, solo para poder emerger y tener una metamorfosis sin renunciar a su humanidad.

El gabinete del Doctor Caligari

El cine expresionista tiene su origen en el trabajo del director de arte Walter Reimann, quien facturó la propuesta estética de El gabinete del Doctor Caligari (1920). Además de tomar el arte pictórico de la época —como ejemplo, las obras de Munch, Nolde o Kirchner—, el expresionismo destacó de inmediato por sus excéntricos decorados, sus gestos actorales y la iluminación (con enfoque en el uso de las sombras), buscando transmitir sensaciones y emociones al por mayor.

Las grandes fortalezas del movimiento son sus recursos estéticos, buscando el stimmung, que consiste en crear una atmósfera en la que el personaje esté despegado de la realidad a través de la luz, situación que Max Reinhardt aprovechó perfectamente para hacer de las sombras las mejores aliadas de esta vanguardia; la escenografía, sus perspectivas falseadas y elementos asimétricos son una marca característica, así como la interpretación casi teatral, destacando el uso de maquillajes.

El Golem

Con el nacimiento de la UFA (Universum Film AG) en 1917, el movimiento obtuvo recursos para pulir directores que ante todo priorizaban los encuadres como si de una pintura se tratara.

Grandes genios como Ernst Lubitsch, Fritz Lang, Robert Wiene, Friedrich Murnau, Paul Wegener, George Pabst, guionistas como Carl Meyer o Thea von Harbou, le dieron ese sabor obscuro, místico y enigmático que reflejaba la profundidad del alma en una sociedad en plena metamorfosis.

Con el estreno de El gabinete del Dr. Caligari en 1920 se dio banderazo a este nuevo sentido de ver el cine, aunque algunos autores difieren en ello. Pero lo importante es que este estilo de cine se caracterizó por darle redención a las almas como pocas veces se ha logrado. Los expresionistas fílmicos son, además, los padres del terror y el noir.

Existieron grandes actores durante este periodo: Peter Lorre, Max Schreck, Emil Jannings o Rodollf Klein-Rogge, por citar algunos. Todos dieron muestras de su gran talento apoyados por las impresionantes tomas y detalles estéticos.


Dr. Mabuse, Nosferatu, El Golem, Los Nibelungos y Fausto, entre otras, fueron algunos de los grandes títulos que nos regaló la considerada era de oro del cine germano; sin embargo, en el horizonte se asomaba el nazismo que hizo que este sueño tan distópico se terminara irremediablemente.

Con la mayoría de sus protagonistas catalogados como inmorales, gente como Murnau, Lang o Lorre, operadores de cámara, escenógrafos, entre otros, emigraron a Estados Unidos, llevando su talento para ser base de nuevos géneros dentro de Hollywood.

El expresionismo alemán sigue vivo en nuestras pantallas. Cada que valoramos una obra que nos lleva al miedo o a la aceptación de nuestra obscuridad, estamos frente a su herencia.