★ ★ ½ | Por Arturo Garibay

Tres ganadores del Oscar como cabezas de cartel. Un productor ganador del Premio de la Academia. Un compositor multinominado. Un director de fotografía que también le ha coqueteado al Oscar. Vista bajo esta lupa, Pequeños secretos parece imponente. Pero mi consejo es que no dejes que tus expectativas se disparen demasiado.

Un policía (Denzel Washington) visita su antigua comisaría donde el nuevo detective estrella (Rami Malek) investiga un intrincado caso de desaparición y asesinato. De entrada, la dupla se repele. Sin embargo, pronto descubrirán que sus talentos unidos pueden conducirlos hacia un prometedor sospechoso (Jared Leto) en esta cinta dirigida y escrita por John Lee Hancock.


Como ya lo he mencionado, todo suena prometedor: un elencazo, una historia de crimen de esas que prometen intriga, de tono envolvente y desconcertante. Pero básicamente todas son “pequeñas promesas”. Y es que la película, entretenida y todo, es un drama detectivesco de librito, de fórmula, demasiado predecible. Sus nudos gordianos (que decirlo así ya me parece un halago no tan merecido) son cortados de tajo. El relato nos mantiene atentos, pero nunca llega a prendernos fuego o a confrontarnos. Es más, Pequeños secretos parece un episodio súper producido de algún programa de investigación criminal.

Incluso sus giros de tuerca parecen fáciles, demasiado aceitados, destrabadados con aflojatodo. Sí, el look and feel está bien bajado, adecuadamente presentado, pero eso no evita que los “pequeños secretos” se sientan como “grandes obviedades”.

En cuanto al elenco, también encontramos pocas sorpresas. Denzel Washington hace lo que mejor sabe hacer: actuar con convicción, incluso frente a las líneas más anquilosadas. En contraste, Rami Malek, que ya antes nos ha mostrado de qué está hecho, parece batallar para dejar atrás su Freddy Mercury. En más de un plano es inevitable pensar en sus personajes de Bohemian Rhapsody o Mr. Robot.


Por último, Jared Leto es el actor con el as bajo la manga: muy a su manera, Leto le da verosimilitud a un personaje con características más bien unidimensionales, un sociópata caricaturizado que en manos de otro habría resultado implausible. Pero Leto lo vuelve disfrutable.

Me apena un poco que el final, moralmente ambiguo, se haya diluido entre todo lo demás. Quizás no tiene tanto punch porque a la peli le falta un desarrollo más rotundo. Dicho esto, solo queda agregar que Pequeños secretos no es una película aburrida, engancha a su modo, pero también se queda muy “entre azul y buenas noches”, como se dice por ahí. No nos entrega la atroz severidad fulminante que en cierto punto parece prometer, la contundencia de un thriller cinematográfico de esta línea. Quizás su problema sea que tiene pretensiones que no alcanza a satisfacer. En el mejor de los casos, palomera y punto.