La casa productora mexicana Antónimo estrenó su primer largometraje Agua Rosa en el marco del Cinequest Film & VR Festival en California, el cual se celebró del 20 al 30 de marzo. La cinta fue la única producción mexicana en estrenar durante dicho certamen audiovisual, en el cual se proyectaron alrededor de 130 estrenos de más de 30 países.
En TOPCINEMA tuvimos una charla con los guionistas y directores de la cinta, Ca Silva y Miguel López Valdivia, además de la actriz principal, Lizzy Auna , acerca de su experiencia filmando su primer largometraje juntos. Además, conversamos sobre su intención al narrar la vivencia de dos personas que viven una relación amorosa y que deben viajar en busca de una herencia; sin embargo, lo que encontrarán serán preguntas acerca de su propia identidad y de la naturaleza de su relación.
¿Por qué era importante para ustedes el narrar esta historia?
CA SILVA: Esta es una historia que mezcla experiencias tanto de Miguel como mías. Ambos íbamos saliendo de relaciones y usamos esta película como un vehículo para poder expresar y plasmar historias íntimas y pequeñas, pero que no dejan de ser relevantes.
MIGUEL LÓPEZ VALDIVIA: El contar la historia de dos personas fue desde un inicio la intención al escribir el guion sabiendo las posibilidades que teníamos para producir en ese momento. Todo fue hecho con nuestros recursos, y esta era una buena manera de optimizar lo que nosotros teníamos.
¿Qué los motivó a formar el proyecto Antónimo para hacer cine?
MLV: Al final del día, creo que es la meta final para los que hacemos contenido audiovisual; trabajar y hacer publicidad es muy lindo, pero creo que nada se compara con hacer un proyecto con el fin de expresarte, de explorar, de hacer cine. Cuando Carlos y yo nos juntamos no fue solo con la finalidad de tener más chamba, sino con la finalidad de poder hacer cine.
¿Cómo se sienten poder ver finalmente el estreno de su película?
MLV: El hecho de que se cruzó la pandemia fue algo que nos afectó, la película ya la teníamos lista y de repente viene la pandemia. Si de por sí es difícil encontrar espacios de exhibición para el cine mexicano, además este año,muchos festivales de tener selecciones enormes de repente tuvieron solo siete u ocho películas, o de plano se cancelaron. El problema de la pandemia solo alargó el tiempo para que la película pudiera salir, obtener una respuesta de la audiencia. Por eso nos emociona muchísimo, más que otra cosa, para poder tener los comentarios de la gente.
Lizzy, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con Ca y Miguel?
LIZZY AUNA: Bueno, no puedo contarte tanto porque están aquí [risas]. No, no es cierto. Fue increíble, la verdad es que desde un inicio las cosas se fueron acomodando y se fueron dando tal y como tenían que acomodarse; fue muy disfrutable trabajar con ellos porque tuvieron la apertura de darnos los espacios tanto a Axel como a mí para proponer y seguir explorando por donde nuestros personajes y nuestros seres necesitaban transitar, eso fue muy disfrutable. Habían momentos en los que teníamos que repetir todo, repetir ejercicios, replantearnos lo que los personajes sentían y ese proceso fue muy rico. Como actor, es lo que buscas.
Uno de los retos más importantes fue que los únicos personajes de la película éramos Axel y yo, pero también lo más disfrutable, no era algo sufrible. Muchas veces tienes un guion y te tienes que apegar a él, no hay forma de salirte de ahí y es lo que tu personaje y tú deben hacer. En este caso no fue así. Nos llegamos a conocer no solo como profesionales, sino como personas y esto fue parte de la magia de esta peli.
¿Pudieras compartirnos una anécdota ?
LIZZY AUNA: Recuerdo una que no sé si fue mala, buena, divertida, de miedo o de qué… pero estábamos filmando una escena en una alberca, un momento rosa y lindo de la pareja de Ana y Mau. Pero realmente en el set no era nada así. Como actores en verdad la sufrimos demasiado. La alberca estaba a una temperatura demasiado baja […] pero cuando estás en agua muy fría entras en una especie de estado de shock, eso pasa cuando agua de cierta temperatura entra dentro de tu oído. Y eso nos pasó, tuvimos que suspender el rodaje por tres horas porque no podíamos más, pierdes la estabilidad, no te sientes presente, nos tuvieron que sacar de ahí con toallas, batas, ibuprofeno, tecitos y luego continuar rodando.
Otro momento fue que hay una escena en donde necesitábamos fuegos artificiales. Teníamos tres oportunidades para lograr que la toma fuera perfecta con los fuegos, la primera toma salió increíble pero de pronto volteamos al terreno de a un lado y vimos que estaba en pleno incendio total. Éramos un crew reducido y el cast, pero ahí nos ves a todos corriendo a salvar el rodaje, pensamos que ahí iba a terminar todo, que no tendríamos un Agua Rosa. Estábamos todos con cubetas, toallas mojadas…
Finalmente, después de haber realizado su primer largometraje: ¿hay algo que hubieran realizado de manera distinta ahora que lo ven?
MLV: No, definitivamente no. Ha sido un proceso en el que hemos aprendido muchísimo. Ahorita verlo en retrospectiva y juzgarlo sería injusto. Aprendimos muchísimo, es lo que es y estamos muy orgullosos de él. Creo que lo único que haría o que hubiera querido hacer es haber hecho cine antes, haber comenzado este proceso más temprano.