★ ★ | Por Arturo Garibay

No tengo muchas cosas buenas qué decir sobre Spirit: El Indomable. Me parece que tenía buenas intenciones, pero se ha quedado corta en casi todos los frentes. ¿Cómo decirlo? Es una pieza de cine animado inane y convencional, cursi y sin mucha inventiva. Puede que los más pequeñitos de casa, mirándola desde la inocencia, le encuentren algo de chiste. Pero para el resto no es más que puro cliché. Ahora, aburrida no es, tiene su cuota de entretención. Pero eso no quita que la pantalla grande le quede, precisamente, grande. Es como una película para televisión que ha llegado de relleno a las salas de cine.

Spirit: El Indomable cuenta la historia de una niña llamada Fortuna, que responde al apodo de Lucky. Es huérfana de madre y debe pasar una temporada en un pueblo fronterizo junto a su padre y tía. Ahí conoce a Spirit, un caballo salvaje que un villano quiere domar a la fuerza.

Spirit nos presenta —buena idea— a tres niñas protagonistas que no son personajes pasivos. Su determinación e inventiva las definen. Tristemente, el trabajo de guion también las convierte en personajes planos, unidimensionales, incapaces de sorprender. La idea de está triada de personajes femeninos que logran imponerse ante a la naturaleza en el agreste mundo del Viejo Oeste es interesantísima, pero se queda tibia a causa de un guion anquilosado y lleno de obviedades.

En momentos en los que necesitamos y queremos personajes femeninos contundentes y fuertes, Spirit: El Indomable nos cumple intermitentemente.


Otra cosa que Spirit hace mal es articular su mensaje. En las películas infantiles que más nos gustan, encontramos que los pequeños obtienen la oportunidad de reflexionar sobre temas como la amistad, la familia, la naturaleza, los sueños, el futuro y/o las cosas que se pueden mejorar en el mundo. por citar algunos ejemplos. Spirit: El Indomable lo logra a medias. Es más, incluso falla.

Me desconcierta que un gran estudio de cine nos esté entregando una película de consumo popular cuyo mensaje es: “tus padres son estúpidos y su autoridad no tiene valor alguno” o “si desobedeces a tus mayores no pasa nada, puedes salirte con la tuya sin ninguna consecuencia, porque ellos son básicamente adultos tontos que solo te dan órdenes porque sí”.

Lucky es una protagonista casi antipática: sus principales rasgos son que es desobediente, voluntariosa y carece de templanza. Su indisciplina raya en lo fastidioso. Al final, Lucky rompe todas las reglas, pero no ha aprendido nada. Se ha puesto en riego a si misma y a sus amigas, y se ha salido con la suya sin pagar ninguna consecuencia. Su lección es que la desobediencia y la desestimación de la autoridad de su padre pagan dividendos. “No escuches a tus padres y vivirás la mejor aventura de tu vida”. En términos de discurso, lo único salvable es el amor puro de Lucky por los caballos.

HABLANDO DE LO POSITIVO: LA CABALGATA CUESTA ARRIBA

Hubo una cosa de Spirit: El Indomable que sí me encantó. Como producto de cine animado, nos presenta un universo bicultural donde la diversidad es la norma, lo cotidiano. Si te fijas bien, en esta nueva película de la franquicia Spirit, la mezcla racial es la normalidad y no es motivo de confrontación. El mundo de este largometraje es un mundo de entendimiento. Lucky es una niña de ascendencia méxico-estadounidense y esto no se muestra como un factor de exotismo, sino como algo natural y común. Somos intrínsecamente diversos, y celebro que El Indomable lo celebre también.

En fin, ya haciendo un balance… solo la recomiendo para los más pequeñines, los públicos más nuevos que apenas están descubriendo la experiencia de ir al cine. Es que Spirit: El Indomable es, incluso, un producto olvidable visualmente, que no compite en nada con otras producciones de cine aminado contemporáneas en la parte gráfica. Quién sabe, a lo mejor si la hubiese visto en pantalla chica le hubiera agarrado mejor gusto, porque en pantalla grande se le notan todas las carencias.


SPIRIT: EL INDOMABLE es un estreno de Universal Pictures. En cines desde el 10 de junio.