No sería exagerado pensar a la llamada EPOPEYA INDIA de FRITZ LANG como la pieza predecesora e inspiradora del cine de aventuras como lo conocemos hoy, particularmente gracias al legado de INDIANA JONES. Y es que a finales de la década de 1950, el cineasta alemán consiguió forjar dos películas de talante épico y llenas de emociones y peligros: EL TIGRE DE ESNAPUR y LA TUMBA INDIA.
Protagonizadas por la estadounidense DEBRA PAGET y el suizo PAUL HUBSCHMID, ambas cintas contaban las peripecias de un arquitecto que llega a la India por solicitud de un maharajá. Ahí se enamora de una hermosa bailarina que, ¡el horror!, ya ha sido prometida al citado maharajá. Sin quererlo, esto pondrá a los protagonistas en el epicentro de una batalla por el poder; en la aventura subsiguiente, ambos queda atrapados en una tormenta de arena de la que son «rescatados» por un príncipe que los vuelve rehenes mientras una rebelión se lleva a cabo.
Tanto EL TIGRE DE ESNAPUR como LA TUMBA INDIA nos muestran a un Fritz Lang que regresa a Europa tras su exilio en Hollywood, ya en el ocaso de su carrera profesional pero forrado de billetes, con la capacidad de logística y artesanal para levantar una súper producción. Director de clásicos totémicos como METRÓPOLIS (1927) o LOS SOBORNADOS (The Big Heat, 1953), Lang volvió a filmar en su natal Alemania con la libertad creativa que Hollywood le negaba y que provocó –en parte– su ruptura con la Meca del Cine. Y se salió con la suya, filmando un relato en dos partes que había escrito hacía casi cuarenta años.
La producción era todo lujo: sets imponentes, locaciones exuberantes, una jungla rebosante de animales salvajes, motones de decorados, vestuarios, extras y una paleta de color efervescente. Justo lo que Lang soñó y que el cinefotógrafo Richard Angst logró capturar con su cámara.
Recientemente restaurada en 4K y con funciones programadas desde el 27 de septiembre en el Film Forum de Nueva York, la EPOPEYA INDIA sería algo digno de verse en pantalla grande. Qué lástima que el rescate de clásicos más oscuros no sea de interés para los exhibidores nacionales, que más bien le apuestan a programar películas de repertorio de vena más popular. Y eso está bien. Pero igual sería interesante apostar por crecer el acervo con obras en su momento importantes pero que hemos permitido que se vayan olvidando ( o, incluso, convirtiéndose en memes descontextualizados).
En fin, ya veremos si al menos se lanza una versión en Blu-ray de esta restauración de una de las piezas más ambiciosas de uno de los cineastas más visionarios de la historia del cine mundial. Porque queda claro que desde sus inicios hasta su opus final, Fritz Lang siempre apuntó a lo más alto del oficio.