Tras un interesante recorrido de festivales llega a salas de cine COSAS QUE NO HACEMOS, el largometraje documental dirigido por Bruno Santamaría, el cual nos inserta en una realidad cercana pero a la vez peculiar. El relato inicia en Navidad, con un Santa Clos en un “trineo” multicolor arrojan do dulces a los niños de una comunidad rural nayarita. De inmediato, algo salta a la vista: en ese pueblo hay muchos niños y pocos adultos. Entre todos se destaca un adolescente: Arturo, quien cuenta los días para poder revelar un secreto a toda su familia.

En el umbral del estreno de COSAS QUE NO HACEMOS en cines mexicanos, en TOPCINEMA entrevistamos al director de Margarita sobre su nuevo largometraje.

Cuéntanos sobre el momento en el que encuentras a Arturo/Dayanara y te das cuenta sobre su cualidad como “personaje” para COSAS QUE NO HACEMOS.

No fue algo que sucediera de golpe, fue un proceso paulatino. Yo sentía que había una película y quería estar en ese espacio [en El Roblito, Nayarit] a partir de conocer a la comunidad. Un lugar lleno de niñas y niños, donde es evidente la ausencia de adultos. Tenía una sensación medio naïve, me sentía lejos de todo…quería estar en ese un oasis.

Pasaron tres años y, en el proceso, entré en contacto con Arturo, uno de los pocos adolescentes del pueblo. La mayoría de los hombres adultos se van a trabajar lejos. Eso me llamó la atención de él… eso y que él y todos sus hermanos fueran gays. Un día, Arturo escuchó una plática que tuve con su madre sobre el tema y quiso revelarme un secreto que él había estado guardando y que deseaba contarle a sus padres. Fue en ese momento que, a pesar de que el proyecto de la película ya existía, encontré el corazón del relato: Dayanara, la otra parte de Arturo. Su historia tiene que ver con cómo ella tiene un secreto y que quiere contárselo a su madre. En ese momento se establece una historia, un arco y que se vincula a la razón por la que también yo decidí irme a vivir por meses a esta comunidad.

¿Qué tan difícil fue llegar al pueblo con una cámara y que la comunidad aceptara la integración del aparato a su espacio, a su vida cotidiana?

El hecho de que hubiera tantas niñas y niños nos lo hizo muy fácil. Yo me ofrecí a dar clases de video en la primaria, me presenté con los familiares, conocí a todos, y después les presentamos los trabajos de los niños. Esto llevó a la idea de proyectar también películas en lugar.

En ese punto, quedó muy claro que éramos cineastas que estaban compartiendo lo que sabíamos sobre cine pero con ganas también de hacer una película. Mostrar Margarita fue muy importante porque vieron un documental donde yo salgo a cuadro y comprendieron que hago películas donde las personas que existimos aparecen al frente. Toda esa dinámica de mostrar películas y dar clases nos integró y nos dio un rol en la comunidad.

¿Cómo llegaste al título de la película?

Fue lo primero que apareció. Había escrito memorias de la infancia, cosas que traía yo para compartir y apareció el común denominador ligado a la represión de identidad sexual. Al inicio no sabía qué hacer con ello, pero sabía que, hiciera lo hiciese, se llamaría COSAS QUE NO HACEMOS, esperando que cuando las hagamos se transformen en cosas que nos permitimos hacer. Pasar de la represión al movimiento. Es casi mágico cuando aparece Dayanara y dice que tiene algo que no ha hecho, dándole sentido a la película.

¿Cuánto volumen de material había y cómo fue sacar de ese material lo que creaba un historia con un principio y un final?

Filmamos tres años, ocho meses. Hay 160 horas de material. El momento de editar fue cansado pero agradable, lo hice con Andrea Rabasa. Al inicio pensábamos que iba a ser una historia coral, ¿sabes? Veíamos historias de varias personas, entre ellos Dayanara, y la historia del pueblo. Pero luego de seis meses ocurrieron dos cosas: pasamos la película del blanco y negro al color, para despertar la mirada, y Andrea me hizo una pregunta: “¿por qué quieres contar la historia de estas personas?” La única razón de peso, la encontré en la historia de Dayanara. Ahí se decidió contar su historia enmarcada por el pueblo y su gente.


COSAS QUE NO HACEMOS se estrena el 25 de junio en cines. Un estreno de Pimienta Films.

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Entrevista por Arturo Garibay | Transcripción por Noemí Dueñas