★ ★ ★ ½ | Por Arturo Garibay

Filipe Matzembacher y Marcio Reolon son los directores y guionistas de TINTA BRUTA, la película que ha recogido varios premios internacionales y que nos invita a conocer a Pedro (Shico Menegat), un joven cohibido y atrofiado socialmente, pero que se desdobla cuando se conecta a CAM4.

Pedro visita un juzgado de Porto Alegre, Brasil. El motivo, de entrada, no lo conocemos. Lo que vamos descubriendo es que nuestro protagonista vive con su hermana, quien está por mudarse a Salvador. Él pasa sus días encerrado, ganando dinero gracias sus presentaciones a través de internet, donde se despoja de toda ropa y excita a los observadores mientras se pinta el cuerpo desnudo con pintura neón.

El camino monótono de Pedro da un vuelco cuando conoce a Leo (Bruno Fernandes), un chico que también se conecta a internet para ofrecer un show similar al de Pedro, con todo y pintura neón, lo que le ha restado seguidores y, por tanto, ganancias. Los dos hacen una presentación en línea juntos y ahí comienza su andar en paralelo.

TINTA BRUTA es una película de ritmo y lenguaje audiovisual mesurados; el contraste proviene del zurcido de los personajes, que lanza gritos tanto en lo emocional como en lo sexual. Ahí se oculta el uppercut de este filme que gradualmente va tornándose cautivante. Intrigante. Y hasta hipnótico como el neón.

En ese sentido, TINTA BRUTA es una suerte de película de maduración entre dos personajes LGBTIQ+, pero no es un relato de interés exclusivo de la comunidad. La resonancia humana de los personajes rebasa cualquier etiqueta de género: lo que tenemos es a un Pedro emplazado en una ruta azarosa, en un descubrimiento y una lucha. La historia de Pedro es, claro, un relato sobre fuerza, resiliencia, construcción del carácter y violencia contra los homosexuales. Pero, por sobre todo, creo que su talante universal proviene de que se trata de una historia sobre la timidez y sus batallas.

Con actuaciones contenidas y una narración parsimoniosa pero muy precisa, Matzembacher y Reolon han firmado una película muy interesante, quizás ligeramente distendida en metraje, pero valiosa. Es una película inhibida y desinhibida a la vez, como su personaje. Puede ser un relato silencioso y retraído, para en un solo corte volverse carnal y lascivo. Como la vida, vaya.


TINTA BRUTA ya está en cines. Un estreno de Machete Cine.