★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

Fue en 1996 cuando se estrenó SPACE JAM: EL JUEGO DEL SIGLO de Joe Pytka. Aquel filme se convirtió en un favorito de los fans del básquetbol, de los Looney Tunes y de los amantes del cine híbrido de animación y acción real. Su frescura era evidente. Veinticinco años después aparece en cartelera SPACE JAM: UNA NUEVA ERA, la secuela cómica, deportiva y familiar que pudo haberse quedado abajo en el marcador. Sin embargo, se las apaña para remontar en el último instante.

LeBron James interpreta a una versión de ficción de sí mismo: un basquetbolista consagrado, ídolo global y padre de familia. Cuando Warner Bros. convoca a LeBron a una junta de negocios, una malvada inteligencia artificial llamada Al G Rythm (Don Cheadle) intentará sacar ventaja de ello.

Súbitamente, LeBron y su hijo Dom (Cedric Joe) son transportados a un mundo virtual conocido como el Serververse, un espacio digital donde habitan todas —TODAS— las franquicias de Warner Bros. El plan de Al-G Ryhtm consiste en sacar provecho de la mala relación de LeBron con su hijo para lograr notoriedad global. ¿Cómo lo logrará? Derrotando a LeBron en un juego de básquetbol por computadora, donde sobra decir quiénes se integrarán al equipo del tótem de la NBA, ¿cierto?

UN PRIMER TIEMPO FLOJO

Es inevitable darnos cuenta que el primer arco de SPACE JAM: UNA NUEVA ERA es muy, pero muy aburrido. Por un momento llegué a pensar que la película iba a ser un fiasco. Los personajes humanos no tienen una personalidad llamativa, el equipo creativo se fía demasiado del star power de LeBron y hasta parece que creen que por tener una superestrella del deporte como protagonista, la película va a funcionar sola. Y pues no. La parte fallida del filme es precisamente el arranque, la parte donde solo exiten LeBron y su familia de ficción. Pero no te desesperes. Recibirás una buena recompensa a cambio de soportar el aburrimiento de los primeros 30 minutos.

Cuando uno lo piensa fríamente, lo que sorprende es que SPACE JAM: UNA NUEVA ERA haya tenido un equipo de seis guionistas que, queda claro, no supieron cómo afrontar la parte de la ficción que le compete a LeBron James. El basquetbolista no es actor, así que el guion tenía que ser fenomenal. Pero al final da la impresión de que el jugador fue tratado como una suerte de «vaca sagrada», y que los guionistas no tenían permiso de jugar libremente con su apostura deportiva y cultural. Y esto le cobra factura al filme. LeBron no es lo suficientemente divertido cuando le toca a él —y solo a él— sostener la película. En serio, qué primer acto tan flojo.

¡ESTO SÍ ES SPACE JAM! EL INICIO DEL JUEGO

La película comienza a crecer paulatinamente a partir de que LeBron James y Bugs Bunny comienzan a reclutar a los Looney Tunes como parte del equipo. Entre más «tunes» se suman a la historia, más graciosa se va volviendo la aventura. Es justo aquí cuando la película va agarrando brillo.

Haciendo una analogía con un partido de básquet real, imagina que asistes a un partido donde los dos primeros cuartos están súper, súper de güeva. Pero, súbitamente, algo pasa en los vestidores durante el medio tiempo que hace que los jugadores regresen a la cancha con bríos renovados para la recta final del partido. Vas a notar el contraste, porque el arco conclusivo de SPACE JAM: UNA NUERA es lo mejor de la película: es quinético, es hilarante, es cardiaco y, además de todo, es muy emotivo. El Tune Squad saca la casta para cerrar el juego.

Es gracias a esto que saldrás con una sonrisa del cine y se te olvidará el hastío de los primeros y desangelados minutos de este largometraje que, cabe agregar, está plagado de cameos de personajes de la mitología fílmica de Warner Bros.

SPACE JAM: ¿UNA NUEVA ERA O EL JUEGO DEL SIGLO?

Ya sabemos que las comparaciones son injustas, pero seamos francos: nos vamos a hacer esa pregunta. No sé si es la nostalgia, pero entre el SPACE JAM de Michael Jordan y el de LeBron James, me quedo con el primero.

Cuando la SPACE JAM original se estrenó allá por 1996, veníamos de una «racha» interesante (aunque inconexa) de películas de animación 2D con live-action. En 1988 se estrenó ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, en 1992 llegó Mundo Cool y luego nos llegó Space Jam. Quienes vivimos esos estrenos en cines, recordamos el deleite y la fascinación de ver la proeza técnica, de ver a seres humanos y personajes animados convivir de manera tan orgánica a cuadro.


Si bien UNA NUEVA ERA presume un trabajo técnico fantástico, ya no hay un factor sorpresa. La posibilidad técnica de lo que nos entrega el nuevo filme ya la tenemos asumida, así que no hay algo particularmente estimulante o asombroso. Ni siquieta el llamado Serververse, porque Steven Spielberg ya hizo algo parecido en la icónica Ready Player One con mucho mejores resultados. Por eso era importante para UNA NUEVA ERA contar con un guion impecable y un humor incesante, cosas resueltas a medias.

Afortunadamente, SPACE JAM: UNA NUEVA ERA logra sacar un triunfo apurado. En el marcador final, hay anotaciones suficientes como para tener divertidos a los más pequeños y emocionar a los más grandes. ¿Hubiese deseado algo más épico y rotundo para la nueva SPACE JAM? Por supuesto.

Eso sí, lo que es innegable es que SPACE JAM: UNA NUEVA ERA, al igual que su predecesora, es una experiencia filmada para la pantalla grande, para gozarse con el sonido y la experiencia de imagen que solo una sala de cine puede brindar. Apuéstale en ese formato.


SPACE JAM: UNA NUEVA ERA es un estreno de Warner Bros. Pictures. Ya en cines.

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