★ ★ ½ | Por Arturo Garibay

Tras presenciar el asesinato de su padre a sangre fría, un niño sin nombre jura venganza. Con el paso de los años, la rabia se va acumulando en el corazón de Snake Eyes (Henry Golding) hasta que una oportunidad llama a su puerta: un hombre misterioso le ofrece trabajar para él. A cambio, le ayudará a encontrar al asesino de su padre.

Lo que Snake Eyes ignora es que su venganza lo llevará a involucrarse en un conflicto internacional. De tal modo que tendrá que encontrar un camino honorable entre yakuzas, el clan de ninjas Arashikage, la organización terrorista Cobra y los paladines militarizados de G. I. Joe.


SNAKE EYES es la película de la serie fílmica G.I. Joe que explora los orígenes de uno de los mejores personajes de la franquicia desde siempre. Allá por la década de 1980, cuando las figuras de los “Joes” tuvieron su explosión de popularidad en México, recuerdo que lo más cool era tener en tus manos un Snake Eyes, un Destro o el imponente Aircraft Carrier. Sobra decir que la idea de una película de Snake Eyes era algo a lo que mi niño interior decía “¡sí, quiero!” Ahora que la he visto puedo decir que me gustaban más las historias que me inventaba de niño que la que se le ocurrió a los guionistas Evan Spiliotopoulos, Joe Shrapnel y Anna Waterhouswe.

SNAKE EYES: MUCHO ESTILO, POCAS NUECES

SNAKE EYES es una película de acción convencional. Es más: resulta incluso demasiado convencional para una película de franquicia. Si eres incondicional del cine de acción, es muy probable que la película vaya a gustarse. Tiene los ingredientes arquetípicos: disparos, peleas cuerpo a cuerpo, secuencias de artes marciales, explosiones, persecusiones a pie, persecusiones en auto. Si esto fuera una lista del súper, tendrías el carrito lleno. Pero la bastedad es insuficiente cuando lo que estás mostrando a cuadro es anquilosado. Todo lo que SNAKE EYES presume está ya muy visto.

El ritmo funciona apenas. La puesta en cámara no tiene nada de extraordinario, tampoco la dirección de arte. Los casi $90 millones de dólares que costo la película se les fueron en construir una película llena de puros lugares comunes. El reto con este tipo de películas no es reinventar el hilo negro, sino usar ese hilo para zurcir algo que nos vuele la cabeza. Perdón, pero en SNAKE EYES no sucede. Para la mayoría, será una película palomera. Y, confesémoslo, a veces eso es justo lo que necesitamos.

Empero, sí tengo que decir que esperaba más que solo una película palomera. Tristemente, a la fecha eso es todo lo que la serie fílmica G. I. Joe nos ha sabido entregar. Dicho esto, es justo subrayar que el director Robert Schwentke no ha logrado superar lo que hizo en la divertida y estridente RED: Retirados Extremadamente Duros (2010). ¿Será que decidió tomarse SNAKE EYES demasiado en serio y el tiro salió por la culata? Es posible que sí. ¡Por dios! ¡Es una película basada en una línea de juguetes! Nada debería ser serio ni ceremonioso, sino lúdico y estridente.

En fin, ya lo sabes: ¿buscas acción inconsecuente e incesante aunque la trama sea de medio pelo? Tu opción es SNAKE EYES, la película de acción de recetario que te da los balazos y moquetazos que tanto te gusta ver en la pantalla grande.