★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay
Un príncipe en el destierro debe confrontar a su padre corrupto para así evitar una hecatombe mística. Con los movimientos de artes marciales más fregones que hayamos visto en el Universo Cinematográfico Marvel (UCM), SHANG-CHI Y LA LEYENDA DE LOS DIEZ ANILLOS es todo lo que podíamos esperar de ella e, incluso, más. El filme de Destin Daniel Cretton impone la marca a vencer en la Fase 4.
Sí, leíste bien: Estoy diciendo que SHANG-CHI… es lo mejor de la Fase 4 al momento, y esto incluye pelis y series. Ahora, también debo aclarar que la película no solo me voló la cabeza por sus virtudes, también porque la vi en Dolby Vision + Atmos, en la gigantesca pantalla que se montan los organizadores de la CinemaCon en El Coliseo del Caesars Palace de Las Vegas. En términos de proporción, calidad de imagen y potencia sonora, la experiencia fue inigualable.
Pero, ¿de qué trata la peli? Pues resulta que hay tipo llamado Xu Wenwu (Tony Leung) que es el hombre más malvado, implacable y poderoso del mundo. Esto lo ha logrado gracias a que tiene en su poder diez anillos imbuídos por una magia potentísima. De algún modo, se las ha apañado para mover los hilos del mundo. Pero algo inesperado sucede: nuestro chico malo se enamora de una mujer maravillosa, capaz de doblegar su poderío… y redimirlo. Juntos tienen dos hijos y son felices hasta que la tragedia llama a su puerta. Así ocurre lo inevitable: el otrora tirano vuelve al camino del mal. Y, bueno, llegará el día en que alguien tenga que detenerlo. ¿Verdad, Shang-Chi (Simu Liu)?
Como puedes imaginarte por lo que hemos dicho, SHANG-CHI… forma parte de las historias de corte místico dentro del UCM. Es decir, en lo estético y conceptual, puedes esperar algo en la línea de Doctor Strange. Empero, SHANG-CHI… tiene la peculiaridad de estar articulada con las mejores virtudes del viejo cine de artes marciales. La mezcla es explosiva: la película de Cretton es una película 100% Marvel al tiempo que integra los aspectos coreográficos de las películas de Bruce Lee o Jackie Chan. No puedo dejar de acentuar que esta es su mayor virtud.
En ese sentido, lo que vemos en pantalla nos entrega una precisión kinética inédita en el UCM, aunado a momentos de una poesía visual que hemos visto con cuentagotas en las películas marvelitas: SHANG-CHI… presume algunas secuencias muy al estilo El tigre y el dragón o Héroe, que son como un sueño hecho cine. Lo interesante es que Marvel consigue tomar esa tradición concreta del cine oriental y aplicarla a su idiosincracia y estilo, de manera que la integración se siente muy natural.
Del lado del elenco, debo decir que Simu Liu consigue apropiarse del personaje. He escuchado comentarios en el sentido de que su actuación es deshabrida, pero más bien creo que Shang-Chi está escrito de esa forma: es un héroe de gran fuerza pero con una personalidad en construcción, que ha tratado de pasar desapercibido por tanto tiempo, huyendo del reflector y de la mirada paterna, que se le ha olvidado como brillar. Y Liu lo transmite.
Ahora que si a actuaciones brillantes y magnéticas hablamos, Akwafina pona la primera nota alta del filme. Su personaje secundario es una suerte de sidekick confirmista, de poca monta y sin poderes que crece a lo largo del relato: la comediante inyecta el volumen perfecto de comic relief al relato. Tonalmente, es algo así como la Darcy (Kat Dennings) que conocimos en Thor, pero con más tiempo en pantalla.
Además, es justo y preciso celebrar el trabajo de un tótem de la actuación como Tony Leung. El histrión que nos ha dado actuaciones gloriosas y dignas de trascender en los almanaques del cine, ratifica su calidad incluso en una película de Hollywood. El protagonista de Deseando amar e Ip Man de Wong Kar-wai entrega un villano con una textura interesante, que ya podemos ir colocando en el «top 5» de los malvados de Marvel. Esto se debe, en buena medida, al talento monumental del actor. Leung llena la pantalla. En este sentido, un aplauso para todo el elenco por lograr mantener sus marcas y presencias en el encuadro al compartir tomas con este titán interpretativo.
En fin, espero que corras a tu cine favorito —sí, se estrena exclusivamente en cines— a ver SHANG-CHI Y LA LEYENDA DE LOS DIEZ ANILLOS. Si al disfrutas la mitad de lo que yo lo hice, te la habrás pasado bomba. El filme se complementa de un trabajo visual y de color muy bien logrado, además de que está muy bien enebrado con el resto de la mitología fílmica de Marvel. Y ponle atención a las secuencias de catorrazos: fácilmente te darás cuenta de que son las mejores escenas de pelea cuerpo a cuerpo que hayamos visto en cualquier película del MCU.
Como pie de texto, notarás que he decidido dejar el asunto de la diversidad y del primer héroe estelar del MCU de origen asiático ya para el final. Creo que ya es hora de que normalicemos el hecho de que vivimos en un mundo diverso y que personajes como Shang-Chi no deben ser una perla de exotismo, sino una representación justa y necesaria del enorme espectro de individuos que habitamos este planeta. Personajes como Shang-Chi o T’Challa —que de origen son representantes de las llamadas «minorías»— no tendrían que ser una rareza, sino una norma.
Ah, y antes de que se me olvide: la peli tiene dos escenas adicionales que no debes perderte.