El primer crush arrollador, el bullying como recurso de pertenencia, la transición de la irresponsabilidad a la responsabilidad y la búsqueda de la voz propia para comunicarnos son cuatro de los temas que atañen a los cuatro protagonistas de ¡ÁNIMO, JUVENTUD!, la agradable sorpresa del cine nacional que finalmente se ha estrenado.

Dirigida por Carlos Armella y protagonizada por Daniela Arce, Iñaki Godoy, Mario Palmerin y Rodrigo Cortés, ¡ÁNIMO, JUVENTUD! es una pieza lograda en muchos frentes: el estético, el rítmico, el sonoro y, por supuesto, el interpretativo. Armella incluso articuló un taller de actuación para su joven elenco, con el fin de proveerlos de las herramientas para concretar las convincentes interpretaciones que vemos en pantalla.

Ante el estreno en cines de ¡ÁNIMO, JUVENTUD!, en TOPCINEMA charlamos con Armella sobre tres temas muy concretos: la escritura de la película, su banda sonora y el look and feel de este imperdible largometraje.

¿Cómo inició el proceso de escritura de ÁNIMO JUVENTUD?

Un día, circulando por la CDMX, me topé con un grafiti en una pared que con letra muy simple decía “Cris, te amo”. Quizás ya lo había visto antes pero ese día comencé a hacerme una serie de cuestionamientos: quién lo habría escrito, por qué no lo firmó, quién era Cris, etc. Esto me llevó a la idea de un personaje llamado Martín, un chico enamorado pero inseguro, algo normal para un adolescente.

Conforme desarrollé esa historia fueron surgiendo el resto de los personajes principales, no con la intención de hacer una película como una declaración sobre la adolescencia, sino con el propósito de contar historias que me parecieron entretenidas, que tuvieran conflicto y emociones. Había ese común denominador en los personajes en que todos eran adolescentes y sus conflictos tenían que ver con el mundo de los adultos el cual les estaba imponiendo la manera que tenían que adaptarse.

Se formaron cuatro historias, yo ya conocía los puntos de unión y hubo un trabajo complejo en entretejerlas de manera que tuvieran un balance y se acompañaran entre sí aun cuando no interactúan tanto entre ellos. Había un gran cariño a los cuatro personajes que me parece que representaban un abanico grande de lo que es la juventud en el siglo XXI.

La música es algo que es imposible dejar de notar. ¿Qué era importante para ti al momento de consolidar un cancionero para la película?

Desde la etapa del guion sabíamos el tipo de soundtrack que queríamos. Era una película que era coral y queríamos que la música fuera igual. Teníamos muchas referencias del tipo de música que queríamos, pero una vez que entramos en la edición empezamos a pensar en artistas que pudieran colaborar.

Fue muy lindo y divertido, la mayoría accedieron tras ver un primer corte de la película y se sintieron como parte del equipo. Creo que fue una colaboración muy afortunada, la música le da mucha energía y ritmo a la película, algo esencial para mí.

La música incidental la compuso Carlos Mier, un gran músico con el cual yo he hecho varios de mis proyectos y tenemos una comunicación extraordinaria. De los artistas invitados estuvieron múltiples voces como las de Madame Recamier, Paulina Sotomayor, Santi Casillas (de Little Jesus), Dulce María, entre otros. Esto me parecía que ayudaba a tender este puente entre mi generación y la de los jóvenes, con voces que abarcan el gusto de ambas.

¿Cómo fueron las conversaciones con la cinefotógrafa Ximena Amann para definir el look de la película y, posteriormente, cómo fue para ti el trabajo en la mesa de edición?

No conocía a Ximena previamente. Cuando buscaba fotógrafos para este proyecto, quería a alguien que tuviera sensibilidad. Vi la película anterior que ella había fotografiado, Los días más oscuros de nosotras, y me gustó mucho su trabajo. Nos conocimos y nos llevamos bien desde el inicio. Se volvió una gran amistad, algo que me parece importante cuando estás armando un equipo de filmación. Hubo una comunicación muy estrecha, algo también indispensable.

Del look, teníamos referencias, ciertas películas de jóvenes, pero no las clásicas con fórmulas hollywoodense, sino otro tipo de cine, películas europeas que tomamos de ejemplo y fuimos encontrando el estilo. Sabíamos que la CDMX que queríamos retratar era el DF imperfecto, sucio y ruidoso que al mismo tiempo es entrañable, nuestro hogar.

En la edición, fue un gran trabajo de colaboración. Teníamos claro esta combinación de drama y comedia que queríamos generar y teníamos este mosaico de imágenes y demás. Ahí entró la banda sonora, que venía pensada desde el inicio. A mí me gusta editar ya con la música, que trabajen de la mano y no solo llegue a rellenar huecos de la edición. Fue un proceso largo pero necesario. No se estaba contando una película, sino cuatro, mezcladas de manera que se volvieran una sola.


¡ÁNIMO, JUVENTUD! es un estreno de Piano. Ya en cines.


Entrevista por Arturo Garibay para TOPCINEMA.