★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

El 2021 ha sido muy fecundo para el género musical. Y sí, hemos tenido de todo —bueno, regular y malo— pero déjame decirte que TICK, TICK… BOOM! no solo es una película musical de las buenas: es incluso una de las mejores del año.

En su ópera prima, Lin-Manuel Miranda deja salir todo su amor por el musical, su efervescente creatividad y su admiración por Jonathan Larson (esto lo estoy infiriendo, pero solo desde la admiración puedes hacer una película así) para regalarnos esta belleza que honra el legado de un tótem. Y, claro, no podemos dejar de mencionar a Andrew Garfield, protagonista del filme que —es clarísimo— tendría que estar presente en todas las ternas de Mejor Actor en la actual temporada de premios.

Empecemos con un poco de contexto: Jonathan Larson escribió RENT, que me atrevo a calificar como el mejor musical de las últimas tres décadas. Irónicamente, Larson nunca pudo ver estrenado su magnum opus ya que falleció horas antes del pre-estreno. Su muerte prematura, su talento sin parangón y el impacto de RENT lo han convertido en una figura de culto dentro del teatro musical.

TICK TICK… BOOM! es la versión cinematográfica de un espectáculo que Larson escribió con talante autobiográfico. Larson vació en esa pieza y en sus canciones muchas de sus experiencias personales, de trabajo, de amistad, de amor, de alegría, de pérdida, duelo y frustración; de ahí que TICK, TICK… BOOM! sea un gran vehículo para conocer al artista y al ser humano en igual medida. Lin-Manuel Miranda ha asumido —con éxito— el reto de llevar al cine esta pieza y con un formato muy particular: en el largometraje coexisten el teatro y el cine. Es fácil distinguir cuando estamos ante una biopic y cuando el teatro entra en el momento exacto para recordarnos dónde estaban las raíces de Larson.

En un filme que tiene muchos atributos técnicos —estupenda cinefotografía, un trabajo coreográfico puntual, una edición fina y certera, una dirección de arte de aplausos y un guion atrapante—, el reflector cae sobre Andrew Garfield desde el primer encuadre. El actor ratifica que es un histrión completo y uno de los mejores de su generación. Garfield actúa con sus diálogos, con su canto, con su mirada y, en muchos momentos, con su cuerpo, su forma de moverse, de quedarse quieto, sus posturas… es maravilloso lo que ha logrado en TICK TICK… BOOM! Quiero reiterar que se merece (1) estar nominado para todos los galardondes posibles de la temporada de premios y (2) que tiene que ser tomado muy en serio como uno de los rivales a vencer.

Como reflexión final, te cuento que pude ver la película en una sala de cine. Netflix tuvo el detalle —muy bueno— de hacer un estreno limitado en nuestro territorio para poder gozar de la cinta en pantalla grande. Al mismo tiempo, Netflix también tuvo el detalle —muy malo— de promocionar muy poco el estreno en cines de este filme y de que la ventana antes del estreno en la plataforma fuera súper reducida. El punto es que si ves TICK, TICK… BOOM! en streaming, la vas a disfrutar. Es una buena peli. Pero si consigues verla en pantalla grande, te volará la cabeza, porque hay cosas que nuestra tele, nuestra computadora o nuestro celular no pueden darnos; pero el cine, sí. Y ocurre que TICK, TICK… BOOM! es una película cuyos atributos alcanzan su esplendor total en una pantalla de cine.


TICK, TICK… BOOM! es un estreno de Netflix. Ya en cines. Disponible en streaming desde el 19 de noviembre.

Únete a la conversación usando #TickTickBoom.


Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
Sigue al autor: Instagram | Twitter | Letterboxd