★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay
La temporada de premios está aquí y Netflix no había atacado con tanta ferocidad desde Roma (2018). EL PODER DEL PERRO de Jane Campion tiene argumentos para lograr nominaciones en las categorías más importantes de todas las celebraciones fílmicas por venir, ya sean organizadas por academias, asociaciones, círculos o sindicatos. La película tiene una factura finísima y es fulminante en los momentos precisos. Campion es una de las mejores narradoras de nuestro tiempo y, además, le exprime a su elenco actuaciones de campeonato. Porque a Kirsten Dunst y Benedict Cumberbatch tendríamos que verlos hasta en la sopa, en todas las ternas actorales desde hoy y hasta el Oscar. Por mucho, EL PODER DEL PERRO es una de las películas más importantes del año.
Benedict Cumberbatch y Jesse Plemons interpretan a Phil y George Burbank, una pareja de hermanos rancheros que son como el agua y el aceite. Phil se conduce con aires de superioridad y dominación, mientras que George es amable y tranquilo. La dinámica entre ambos se corrompe cuando George decide casarse con Rose (Kirsten Dunst), una viuda de la región. A partir de ese momento, Phil dirigirá su crueldad hacia Rose y su hijo, un chico de modos delicados llamado Peter (Kodi Smith-McPhee).
Pero no te dejes engañar por la trama de EL PODER DEL PERRO ya que, expresada como te la he contado, todavía oculta su gran uppercut emocional. En la superficie, parecerá que ves un melodrama intrafamiliar de atmósfera vaquera, pero su línea argumental fulminante ocurre en un segundo plano. Paulatinamente, la fiera va emergiendo desde la invisibilidad hasta explotar en nuestras caras. Es la pericia de Jane Campion como contadora de historias la responsable de esto que hace tan especial al filme. Campion tendría que estar inamoviblemente nominada a la Mejor Dirección de 2021.
Otra fortaleza del filme son sus actuaciones, rubro donde la película debe anotarse nominaciones incesantes. Cumberbatch es brutal. En su impecable repertorio de personajes, Phil Burbank seguro está entre sus tres mejores interpretaciones. Es más, hasta podría ser uno de los roles por los cuales el histrión inglés sea recordado en el futuro. Cumberbatch decreta su autoridad sobre cada encuadre en el que aparece, es imposible despegarle los ojos de encima.
Una mención de la misma envergadura merece una Kirsten Dunst mejor que nunca. La actriz encarna la fragilidad y vulnerabilidad de Rose, una mujer arrinconada por su infame cuñado. Dunst parece estar a la sombra, desdibujada en los rincones de la casa de su marido y su cuñado. Para lograrlo, se necesita de un tremendo pedazo de actriz. Y ella lo es.
Finalmente, no puedo dejar de acentuar el trabajo de Kodi Smit-McPhee. Su personaje se erige como el catalizador de los hechos en el arranque y en la recta final del filme. Su trabajo frente a la cámara es absolutamente convincente y carece de fisuras. La clave está en su mirada, me parece.
LA IDENTIDAD VISUAL Y SONORA DE «EL PODER DEL PERRO»
A todo lo ya mencionado, hay que sumar las muchas proezas técnicas y formales que le dan al filme su identidad visual y sonora. En el aspecto fotográfico, los grandes paisajes capturados por la cámara de Ari Wegner tendrían que darle a la cinefotógrafa su primera nominación al Oscar. Pero lo de Wegner no se limita al paisajismo y los planos generales: su cámara también entreteje una relación potente con los personajes. Desde sus emplazamientos y encuadres se tiende el puente entre público y elenco.
Otro de los grandes y notorios aciertos del filme es su banda sonora. Detrás de la partitura aparece Jonny Greenwood, conocido no solo como la guitarra de Radiohead, sino por su contribución musical en películas como The Master o El hilo fantasma. En EL PODER DEL PERRO, Greenwood nuevamente prueba su pericia para redondear atmósferas fílmicas con delicadeza y pulso firme a la vez.
Temáticamente, la película es un caleidoscopio fascinante. El problema aquí es que cualquier comentario puede derivar en un spoiler potencial, así que seré mesurado. EL PODER DEL PERRO no se limita a ser un drama o una película de venganza, ni a lanzar una radiografía de las relaciones domésticas en el contexto de un filme de época. El largometaje lanza una mirada a la prepotencia, los roles de género, la identidad y hasta nos arroja una sentencia pertinente: que la masculinidad tóxica no se ejerce en exclusiva desde la heterosexualidad. Pero basta: en la pieza de Campion hay mucho por descubrir y el goce llega cuando uno, como espectador, desbarata la madeja.
EL PODER DEL PERRO es una película notable. Y no, no es una cinta de zarabandas y estridencias. Al modo de Campion, es una obra delicada, incluso es sus momentos más abrumadores. La cineasta deja que actores y cámara hagan lo suyo, mientras nosotros quedamos magnetizados, a la espera de la mordida fatal.
EL PODER DEL PERRO es un estreno de Netflix.
En cines por tiempo limitado desde el 18 de noviembre.
En streaming desde el 1° de diciembre.
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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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