★ ½ | Por Arturo Garibay

Ni la corporación Umbrella podría haber conjurado un desastre como éste. RESIDENT EVIL: BIENVENIDOS A RACCOON CITY es parte reinicio, parte precuela y totalmente aburrida, desangelada, gris. En este punto, si lo deseas, puedes dejar de leer. Es una película mala. “Oye, Arturo. Si a eso vamos, todas las pelis de Resident son bien malitas”. Pues sí, pero a RACCOON CITY le falta la chispa, la personalidad y el poder de estrella que sí tenían los filmes originales, aunque fueran malos.

Claire Redfield regresa a casa para reconectar con su hermano Chris, pero también porque un “conspiromaniaco” la ha convencido de que hay algo malo en la ciudad que otrora fue la sede de Umbrella. Leon S. Kennedy es un pelele acomplejado que no tiene idea de nada. Jill Valentine es una tiradora certera con un crush por Wesker. La atracción carece de química tangible. Y Wesker es un mamado que es buena onda pero que, lo sabemos, en algún momento revelará que es un ojete nada más porque sí.

El guión es horrendo, torpe. Los personajes están paupérrimamente escritos y ninguna línea argumental del guion se desarrolla dignamente. Las cosas pasan porque sí. Las explicaciones y backstories se articulan con los peores lugares comunes. Todo se desarrolla con una pereza creativa atroz. RESIDENT EVIL: BIENVENIDOS A RACCOON CITY es más fea y aberrante que cualquier monstruo que salga en la película. Un esperpento de terror de supervivencia.

El filme de Johannes Roberts no tiende puentes ni conexiones significativas con ningún personaje. Los íconos de la franquicia están presentes, pero solo en cuerpo. No tienen espíritu. De manera completamente aleatoria aparecen y desaparecen del relato. La estructura narrativa es dolosa con el espectador. El elenco está chulo, lo reconozco. Me gustan todos. Pero con diálogos y acciones como ésas, no hay nada qué hacer. De Kaya Scodelario a Robbie Amell, pasando por Tom Hopper, Hannah John-Kamen, Avan Jogia, Donal Logue y Neal McDonough, todo han sido desperdiciados.

Luego está lo que Roberts intenta con la parte estética del filme. Su propuesta visual nunca termina de cuajar. Quiere verse como los videojuegos, quiere verse como el cine de terror de hace 30 o 40 años… pero ninguna de las dos cosas está completamente lograda. Quizás al filme le falte humor, algo que nos ayude a entender que en el universo de RESIDENT EVIL: BIENVENIDOS A RACCOON CITY nada debe tomarse en serio. Pero ni eso.

Si me lees con cierta regularidad, sabrás que no soy tan rabioso al escribir. Trato de ser mesurado. Pero me choca que se metan con mis franquicias malas favoritas y les deslaven el encanto. Con todas sus hipérboles y desmanes, las RESIDENT EVIL previas presumían una personalidad definida y, además, tenían a una estrella que reclamaba la atención del público simplemente siendo cool. Pero en BIENVENIDOS A RACCOON CITY nadie es chido. Yo solo quería verlos a todos morir, colgar el calzado y bye, regresar al mundo real.

Vaya, que la nueva RESIDENT EVIL no supera en emociones a los videojuegos ni en desparpajo a las otras películas.


RESIDENT EVIL: BIENVENIDOS A RACCOON CITY ya está en cines. Un estreno de Sony Pictures.

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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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