★ ★ ★ ★ ½ | Por Arturo Garibay
El BATMAN (The Batman, 2022) de Matt Reeves es un deleite. Y no, eso no debería caernos como una sorpresa: los ingredientes estaban ahí, muy bien dispuestos. Un director con una visión clara, un personaje icónico, un elenco de gran calidad y un actor principal que, bueno, en reiteradas ocasiones nos ha demostrado que es un intérprete muy completo. Así que no diré que este BATMAN ha sido una sorpresa, sino que es la gran película que esperábamos. Qué joya, qué atrapante, qué cinematográfica —en todos los sentidos— y qué gran espectáculo. Habemus Batman, un flamante Batman para la posteridad.
Hace no mucho tiempo que el joven heredero Bruce Wayne (Pattison) decidió convertirse en Batman y combatir el crimen en Ciudad Gótica. Sin embargo, su camino no ha sido fácil. Bruce tiene todavía mucho qué enteder y aprender sobre su propósito, sobre el significado que Batman puede tener para la comunidad. En su camino, ha formado una alianza con Jim Gordon (Jeffrey Wright), un detective que, a diferencia del resto de la policía local, no es corrupto. Tras el asesinato del alcalde de Ciudad Gótica, Batman y Gordon inician una investigación que los lleva a descubrir a un fulminante enemigo: El Acertijo (Paul Dano), quien parece operar con la misma lógica de un asesino serial.
Para comenzar a reflexionar sobre lo que el nuevo filme de BATMAN propone, creo que es justo explorar un poco el corpus contemporáneo del cine de superhéreos. Ciertas películas como LOGAN (Mangold, 2017) o JOKER (Phillips, 2019) nos han demostrado que las películas de este género no tienen por qué circunscribirse forzosamente a las fórmulas de los acervos fílmicos que llamamos MCU (Universo Cinematográfico Marvel) o DCEU (Universo Extendido de DC). Pensar que esas dos formas de hacer cine de superhéroes son las únicas formas válidas es una tontería. Las películas de este género tienen potencial más allá de los relatos de esténcil.
LOGAN, por ejemplo, es una suerte de road movie con trazas de wéstern apocalíptico. JOKER, a su vez, es un drama de «estudio de personaje». Ahora llega BATMAN, una película que, si bien tiene un potencial comercial tremendo, también decide incorporar ciertos elementos para alejarse de los tópicos del mainstream regente. Y ojo, lo que expongo aquí no es un asunto de calidad, sino de intenciones. Dicho esto, queda claro que el BATMAN de Reeves es más cercano al cine de superhéroes de la estirpe de LOGAN o JOKER que de WONDER WOMAN (Jenkins, 2017) o IRON MAN (Favreau, 2008). Sí, todas las anteriores son buenas pelis, solo que tienen propósitos distintos.
Al largometraje dirigido y escrito por Matt Reeves le queda chica la caja del cine de superhéroes: la flamante BATMAN también explora el film noir y el cine policiaco de la tradición de los asesinos en serie; hasta se abre espacio para asomarse al cine de la distopía. Pero BATMAN no solo es muy rica en lo cinematográfico o en lo narrativo, también es una película muy pertinente: el filme reflexiona sobre las debacles sociales, el privilegio y el significado del «héroe» en un imaginario colectivo.
Por supuesto, sé que tengo que hablar un poco sobre Robert Pattinson. Para mí el tema de quién es el mejor Batman es un tema agotado, un tópico de flojera porque Keaton, Bale, West… en fin… todos han hecho su valiosa apotación en su momento y contexto a la abundante mitología audiovisual del Hombre Murciélago. En todo caso, la buena noticia es que Pattinson hace un trabajo estupendo. El actor pasa por un proceso de apropiación que podemos notar a cuadro: éste es el Batman de Pattinson, quien trata al personaje con respecto, dignidad y admiración. Es evidente.
El resto del elenco también es puro goce: Zoë Kravitz nos da una Gatúbela memorable y entrañable, elegantísima y fulminante; Paul Dano reitera su condición de actor infalible con su versión psicótica de El Acertijo, un villano con una cosmovisión y un propósito claros; lo mismo aplica para el Pingüino de Colin Farrell, un sujeto que se ha mimetizado con su entorno de crimen. Por último, quiero mencionar a Jeffrey Wright como Gordon, compañero perfecto de este Batman, la dupla funciona fantásticamente; y a Andy Serkis como Alfred, quien con poco tiempo en pantalla se convierte en una especie de umbral afectivo para que Batman transite entre sus dos realidades, que han difuminado sus fronteras.
BATMAN es rotunda, envolvente y explosiva. Y auténtica. Y Pattinson es un gran Batman. Muchxs van a desarrollar un crush brutal con su interpretación del Hombre Murciélago. No hay más que te pueda decir, solo que esta es la primera gran película comercial (y de estudio) de 2022.
BATMAN es un estreno de Warner Bros. Pictures. Ya en cines.
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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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