★ ★ ★ ★ ½ | Por Arturo Garibay
La filmografía de Joachim Trier va en franco ascenso. Tres lustros y cinco piezas de ficción le han bastado al cineasta noruego para entregarnos su magnum opus. Porque LA PEOR PERSONA DEL MUNDO es un peliculón, un dechado de elegancia, de finura audiovisual, una pieza tejida con el hilo invisible del lenguaje cinematográfico del que Trier se ha apropiado. En fin, no han exagerado quienes la han calificado como una de las mejores películas del año. Es magnífica de apertura a cierre.
Imagina que conoces al amor de tu vida. Es más grande que tú, es inteligente, simpatico a su manera, aunque viene con su propia carga de defectos, es cierto; pero hay comunicación y mucha atracción… Y, sin embargo, tú no estás segura o seguro de que eso es lo que quieres en este momento. O tienes miedo. O no entiendes todavía cómo funcionan ni la vida ni las relaciones. O crees que no debes ponerle ataduras al futuro. En fin, algo así le ocurre a Julie (Renate Reinsve), la protagonista de este largometraje.
El filme es una película de maduración en toda norma. Si bien es cierto que el cine de consumo popular nos tiene acostumbrados a que el cine de maduración se circunscribe a las transiciones de la infancia y la adolescencia, Trier ha firmado una coming of age del mundo adulto. Y el resultado es memorable, prácticamente un clásico instantáneo del cine nórdico.
LA PEOR PERSONA DEL MUNDO explora la complejidad de los sentimientos humanos, la búsqueda de un «yo» que sea pleno y congruente dentro de todas sus incongruencias. Es una película sobre los tragos amargos, los placeres cotidianos, el equipaje que todos vamos cargando y la incesante búsqueda de la felicidad.
El filme de Trier es, además, una comedia romántica. Pero, a diferencia de las endulcoradas rom-coms de Hollywood que vemos todo el tiempo en cartelera, LA PEOR PERSONA DEL MUNDO es mucho más auténtica, directa, cercana… Es increíble cómo es que el director de THELMA y MÁS FUERTE QUE LAS BOMBAS se las ha apañado para incorporar la magia, el deseo y la esperanza en una comedia romántica que no se siente como un espejismo ni como una reproducción falseada de la realidad. En este relato de romance no hay príncipes azules ni finales de ensueño. Hay algo más realista: la posibilidad de que el corazón apunte en la dirección correcta.
Emocionalmente, LA PEOR PERSONA DEL MUNDO es como la vida: una moneda en el aire. Solo nos queda luchar por lo mejor mientras esperamos lo peor. Si la película funciona y envuelve como lo hace, en gran parte se debe a la habilidad narradora de Trier no solo como director, también como guionista.
Capitulada como si de un abanico de vida se tratara, LA PEOR PERSONA DEL MUNDO es un sube y baja de sentimientos. Desde aquella vez que dudaste qué decir al romper con alguien hasta cuando te sucede eso que dijiste que jamás te sucedería: la estructura del filme tiende puentes entre las muchas experiencias humanas que, aun siendo contradictorias, nos dan sentido e identidad, incluso si estamos hechos girones.
Nominada al Oscar como Mejor Película Internacional y Mejor Guion Original, esta encantadora, memorable y honesta pieza le valió a Renate Reinsve el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes. La actriz ejerce un magnetismo incontestable en pantalla. Su rostro tiene una potencia tremenda. Aquí hay un icono floreciendo.
Hoy por hoy, el peor cinéfilo del mundo es aquel que no ha visto LA PEOR PERSONA DEL MUNDO. ¡Deja de leer y corre a verla!
LA PEOR PERSONA DEL MUNDO ya está en cartelera. Un estreno de Cine Caníbal.
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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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