¿Será una resurrección, un espejismo encarnado o una rasgadura en el paño del espacio-tiempo? Qué más da. Lo importante es que Magdalena (Mía Maestro) ha regresado de la muerte. Su retorno estremecerá a sus vivos: el viudo (Alfredo Castro), la hija (Leonor Varela), el hijo (Marcial Tagle) y al resto de la progenie; pero también a la naturaleza misma.

LA VACA QUE CANTÓ UNA CANCIÓN HACIA EL FUTURO es el largometraje de ficción que hace las veces de ópera prima de Francisca Alegría. El resultado es peculiar y envolvente; la experiencia es de cierto modo confrontativa para el espectador, y lo digo como un cumplido. Si lo deseas, puedes pensar que el filme es un drama autoral teñido con pinceladas de fantasía bangsiana, de «ficción» climática, de soft sci-fi y de realismo mágico. Pero, por encima de eso, es una película hecha a conciencia. La directora prepara su ambrosía fílmica.

Tras el estreno latinoamericano del filme, en TOPCINEMA charlamos con la actriz chilena Leonor Varela. En el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 37), Varela nos compartió sus reflexiones sobre esta pieza filmica que flota entre lo complejo y lo primitivo, que posee su propio campo magnético y que no deja espectadores indiferentes.

Te hemos visto en películas grandes, de una dimensión imponente, como BLADE II y GOL II, éxitos latinoamericanos como QUÉ PENA TU VIDA y películas más pequeñas y disruptivas como la que ahora nos reúne: LA VACA QUE CANTÓ UNA CANCIÓN HACIA EL FUTURO. Sin importar el tamaño del proyecto, ¿dirías que «actuar es actuar»?

Creo que sí. La cámara es la cámara. La diferencia puede ser que a veces —en producciones de cierto tamaño— puedes hacer únicamente una toma, en vez de veinte, y tienes que sacar lo que hay que dar en poco tiempo, porque quizás estás haciendo una película independiente, con pocos medios y hay que ir rápido. O hay un plan de trabajo más cargado, pues hay una exigencia inherente a la independencia.

Luego puedes estar haciendo algo del tamaño de lo que hice con Guillermo de Toro, donde son meses de rodaje. En ellas hay otras exigencias que las películas chicas no tienen, que tienen que ver con preparación física, o con una stamina para durar todo ese tiempo filmando y concentrada, para mantenerte en condiciones de llegar al final de rodaje sin volverte loca [risas].

¿Cómo fue el trabajo en LA VACA QUE CANTÓ UNA CANCIÓN HACIA EL FUTURO? ¿Cómo trabajaron con Francisca, como se prepararon como elenco?

Hubo ensayos, totalmente. Hicimos una table read con todos los actores, me junté con mi hijo, mi padre, mi madre de la ficción; hubo tiempo en la preparación, algo muy razonable para entrar en contacto de manera muy grata y muy hermosa.

Otra cosa es que yo a la Fran [Alegría] ya la conocía desde cinco años antes. La seleccionaron en el laboratorio de Sundance para trabajar esto como directora. Ella nos llamó a Mía Maestro y a mí para trabajar el guion con ella en laboratorio. Ahí se creó un vínculo, una amistad muy profunda. Ella es familia para mí.

Ese camino que recorrimos desde Sundance Lab hasta final de rodaje viene nutrido de muchas capas. Pude tener a este personaje dentro de mí por mucho tiempo, pude trabajarlo de una manera que es un verdadero lujo, de sentirlo por acá, de nutrirlo por allá. Te diré que siento que llegué al set muy madura, como un fruto maduro, listo para ser entregado.

Después de haber estado entregada a mi familia, a esos asuntos que me acapararon durante una década, siento que ésta fue una manera muy hermosa de volver a actuar, con mucha confianza y entrega; y en un equipo de paridad, porque éramos 50% mujeres y 50% hombres en el rodaje. Y, además, filmar en mi país. Todo eso contribuyó a tener una experiencia redondita.

La película ciertamente tiene sus capas; algo interesante es que reclama que uno como espectador se involucre, que aporte, que uno tenga que usar su mirada para bordar algo en compañía de ustedes, que hicieron el filme. ¿Coincides con mi percepción?

Al 100%, te lo confirmo, porque las reacciones de los públicos es totalmente distinta por generaciones, géneros, intereses, en fin. Quiero recalcar que ésta es una película de una mujer directora. Hay una diferencia en cómo nosotras —y ella, en particular— contamos las historias. Hay un atributo femenino en el ánimo de dejar ciertas cosas más abiertas para que el otro pueda sumarse a la experiencia.

LA VACA… es una película muy sensorial. Y te deja espacio para que entres en lo que está sucediendo. Hay una cosa muy «autopoiética», simbiótica, de intercambio entre la experiencia artística y la vivencia del espectador. A mí el público me ha dado una cantidad de comentarios que me hacen decir: «no lo había pensado nunca». Me asombran, es hermoso. Eso es el arte: dejar espacio. En nuestra película, hay una forma menos masculina de presentar el relato, no hay imposición de narrativas o significados.

Quiero que hablemos también sobre Inti Briones y el trabajo de cámara. Tal vez este sería un tema para abordar a profundidad con Fran, pero la verdad es que me interesa saber tu experiencia como alguien que estuvo frente a la lente de Inti. Además, es un cinefotógrafo que…

Dilo, dilo. Es un groso, es tremendo e inigualable.

Sí, eso mismo [risas]… te revienta la cabeza con cada plano que hace. ¿Te digo la verdad? Mi percepción como espectador es que estoy viendo a un Inti totalmente al servicio de la visión de Fran Alegría. Por eso el tema me interesa.

Oye, oye… déjame decirte que eres muy perceptivo [risas]. Todas tus percepciones están confirmadas por mi experiencia en esta película, Arturo. Fui testigo de que Inti estaba muy a la escucha de Francisca. Él es un groso y vino a esta película porque se enamoró de la forma en que Fran quería contar su historia.

Si te das cuenta, la cámara es una personalidad, tiene una presencia, no es un simple testigo. La cámara habla, narra, tiene una manera muy activa de moverse. Eso es al 100% algo de la Fran, e Inti supo interpretarlo hermosamente, llevarlo con las luces y su talento.

Como actriz, solo te diré que trabajar con un director de foto como él es como bailar. Porque él estaba ahí con la cámara al hombro o el Scorpio, y yo me movía y en su cámara había una especie de correspondencia. Y yo pensaba: «¡es un baile!» Mira nomás: se me ponen los pelos de punta. Eso es lo que yo amo de lo que hago, la colaboración con respeto, con escucha, porque de ahí surgen cosas mágicas.

Otra cosa bien interesante de la película es la congruencia tonal del elenco.

Hay dos maneras de actuar: solo o con el otro. El tono en conjunto se contruye con el otro, no es que uno llega con un tono. Sino que uno escucha y juega a la pelota con su compañero. Creo que la magia de la colaboración en el cine ocurre cuando el actor trabaja con el otro.

Fran trajo respeto y escucha a este rodaje, eso cae hacia nosotros como actores. Además, hay un elenco de mucho talento.

¿Hay algo que quieras que el público sepa sobre LA VACA QUE CANTÓ UNA CANCIÓN PARA EL FUTURO antes de ver la película?

Lo que yo quisiera es que se dejen sorprender, que lleguen con la mente abierta. Es una película como nada que hayan visto nunca. Es una obra muy original, que requiere de mente abierta y corazón abierto.


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Entrevista por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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