A lo largo de los años hemos visto un incremento en las historias cinematográficas que se enfocan y desarrollan el personaje de la “madre”, comúnmente desde una celebración e idealización; enfocándose en lo positivo, en la romantización simplista de uno de los roles más complejos de la humanidad. En ellas convergen diversas aristas que plantean una visión de la feminidad, el deber maternal y —sobre todo— el amor incondicional. Sin embargo, en su gran mayoría, son historias delimitadas por los cánones sociales que dejan de lado todo un grupo que ha sido segmentado, dejándonos con revisiones de este concepto que no se abren por completo a la inclusión más amplia.

En MAMÁ, ópera prima del director chiapaneco Xun Sero, encontramos una aproximación al tema que pocas veces protagoniza el relato cinematográfico, un documental en donde se plantea un diálogo entre madre e hijo, explorando la maternidad en el nicho familiar. El relato se entreteje delicadamente con un amplio cuestionamiento sobre los diferentes machismos impregnados en una sociedad que menosprecia y subyuga a la mujer.

Este largometraje recorre los recuerdos personales como mecanismo de interacción intergeneracional, en donde aprovecha su delimitación contextual, su identidad tzotzil y el rastreo de las líneas genealógicas para detectar las virtudes y fortalezas de las mujeres que fueron pilares para el crecimiento y desarrollo del director, contrastándolo con los claroscuros que surgen de la delimitación social y que nos educan bajo esquemas machistas que se anidan en nuestras prácticas habituales.

MAMÁ es una película que se acerca al espectador desde la intimidad conversacional entre una madre que se desdobla desde la anécdota personal para reflejar y examinar la historia de Hilda Rodríguez, en un diálogo con su hijo (Sero, el realizador), quien utiliza la cámara como mecanismo de registro que usa el lenguaje audiovisual libremente para generar un mosaico reflexivo sobre la mujer, el rol maternal y la importancia de su identidad tzotzil como base compartida con un gran grupo de mujeres indígenas que luchan constantemente por un cambio. Sin embargo, hay momentos en que el ejercicio de autoexploración sobrepasa el mero registro y transmisión de información. Así emergen los puntos de inflexión claves para reformular la realidad y desarrollar un acto de evolución.

La reflexión del director es muy valiosa. A partir de la reconfiguración del relato familiar —desde una crítica y amplia enunciación correcta de las cosas— se va deconstruyendo la relación en donde se visibiliza una lucha dolorosa con el pasado, el presente y el futuro con su madre, decantando en una muy emotiva reflexión que resuelve cuestionamientos difíciles de entablar pero básicos para la autocomprensión y el cambio.

De manera indirecta entrelaza cuestionamientos propios del director, en donde revisa el papel de su comunidad, la religión y el sincretismo en el que se desenvuelve, la fortaleza femenina frente a los establecimientos patriarcales y la adoración y el desprecio con el que se formó; ayudándonos a construir una realidad honesta e inclusiva que se motiva desde el cambio y la construcción de una realidad mejor.

MAMÁ es un documento que nos ayuda a reiterar la fuerza del cine como memoria personal y colectiva, como punto de encuentro, de entendimiento y reflexión histórico, que motiva la comprensión del pasado, la transformación del presente y la proyección de un futuro más equitativo.

La película forma parte de la programación de la edición 37 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, como parte de la competencia oficial del Premio Mezcal.


Crítica por Mauricio Orozco para TOPCINEMA
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