Estoy preocupado. No por la calidad de LIGHTYEAR ni por su propuesta, ni por las cualidades que la convierten en la película sci-fi por antonomasia del catálogo Pixar. Lo que me preocupan son nuestras expectativas como espectadores. Así que ahí te va mi advertencia: LIGHTYEAR no es una película de TOY STORY. Ni en tono, ni en color, ni en intenciones, ni en fantasías, ni en emotividad cándida.

Tal vez pensarás: “¡ah, caray! ¡Pero si ahí esta Buzz Lightyear!” Ciertamente, el tetrálogo de TOY STORY y la flamante LIGHTYEAR comparten la misma franquicia, pero no la misma identidad cinematográfica. La nueva película es una suerte de metaficción (se supone que estarás viendo la película que provocó que Andy quisiera tener un juguete de un astronauta llamado Buzz) con un universo propio, en donde un ranger espacial provoca un accidente que lo hará intentar una y otra vez enmendar un error.


El filme de Angus MacLane (Toy Story de Terror, 2013) existe bajo sus propios términos, intertextualiza los elementos estrictamente necesarios de la “historia de juguetes”, y se erige —como ya lo comenté— como una pieza de ciencia ficción hecha y derecha. Aún si llegase a trascender como una obra promedio dentro de la filmografía de Pixar, LIGHTYEAR despega, rebasa la velocidad de la luz y divierte muchísimo si le das la oportunidad y le apuestas por lo que puede ofrecerte, no por la franquicia de la que se deriva.

A mí me parece que LIGHTYEAR es una de las películas que marcarán al cine de ciencia ficción este 2022. Es más, pensando en las películas de gran scope que han llegado este año a la pantalla grande, es de las mejores dentro del género. El sci-fi animado que encontramos en este largometraje tiene mucha “ondita”, incluso si también se le notan las costuras.


No puedo cerrar este texto sin antes lanzar una sentencia: el cyborgato Sox trascenderá. A la mierda con “Alexa” y “Siri”, quiero un Sox asap. Sox es el robaescenas total de LIGHTYEAR (con decirte que eclipsa al mismo protagonista) y es, desde ya, uno de los personajes del año. Y, bueno, también me atrevo a decir que Sox será la aportación de consumer product más grande que LIGHTYEAR tendrá en su ciclo de vida.

Para variar, Pixar ofrece un trabajo de animación nivel state of the art que te enciende las pupilas. Mi consejo es que aprecies LIGHTYEAR desde el presente y el futuro, no desde la nostalgia. Muchas veces, juzgamos a las películas por lo que creemos que deberían ser y no por lo que son. Dale a LIGHTYEAR la oportunidad de demostrarte lo que puede ofrecer, no le exijas ser un magnum opus por capricho; obsérvala como una pieza de ciencia ficción pura, o como una comedia espacial, y verás que te llevará “al infinito y más allá”.


LIGHTYEAR es un estreno de Disney/Pixar.

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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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