Dentro del cine de terror podemos identificar algunas tradiciones o vertientes que suelen ser particularmente fructíferas: la del terror psicológico, la del horror cultista, la de las películas de posesiones y la de las casas embrujadas. GEMELO SINIESTRO de Taneli Mustonen traza una suerte de entronque de caminos entre todas ellas en pos de una identidad propia. Para lograrlo, apuesta por un trabajo de cámara preciosista y dosis suficientes de desconcierto.

Tras un trágico accidente, un matrimonio pierde a uno de sus dos hijos gemelos. La pareja, junto con el pequeño sobreviviente, se muda a una casona de campo en un paraje finlandés de ensueño. Sin embargo, la madre comienza a notar que algo cambia en la conducta de su hijo. Todo se enrarecerá cuando Elliot comience a afirmar que, en realidad, él es ahora su fallecido hermano, Nathan.

Como ya lo he anotado, lo que de inmediato salta a la vista ante las pupilas del espectador es la dirección de fotografía. La cámara de Daniel Lindholm captura la belleza inherente del espacio físico donde ocurre la película y participa, en gran medida, del diseño tonal del largometraje de Mustonen. La película funciona muy bien atmosféricamente. GEMELO SINIESTRO nos ofrece (en materia de luz, color, movimiento y concepto) imágenes convincentes para una película de terror de su talante, de esas que buscan equilibrar el temor y la elegancia.

Otro acierto es el trabajo de la dupla protagónica: Teresa Palmer y Steven Cree articulan una dinámica a modo de lo que el producto reclama. Son actuaciones tienen una ecualización adecuada, compartida. El pequeño Tristan Ruggeri, por su lado, también hace lo propio con sus dos personajes. En todo caso, la triada trabaja bien con las redundancias dramáticas que les han sido entregadas en pos de lograr un terror universal y de exportación. Porque eso es lo que supongo que estaban buscando los realizadores. Es más, salta a la vista.

Los tropiezos de la pieza vienen, entonces, del lado del argumento. Los lugares comunes son muchos, hasta parece película de recetario. Incluso su giro de turca —de chispa efímera— se siente demasiado conveniente. Sucede que la película va mutando, viajando por las cuatro tradiciones que cité en el primer párrafo de este texto. Eso es algo que se agradece, claro, aunque a veces sus transformaciones no son del todo agraciadas. De pronto, a la película se le notan las costuras que tejen las muchas caras del terror que quiere abordar para destantearnos.

En este punto, habrá quien note que los mecanismos y recursos de resolución utilizados —y que no detallaré para no propiciar spoilers— son un terreno empedrado. Los giros de tuerca apuestan por sorprendernos, pero el uso de los lugares comunes entibia nuestro asombro. Es más… ¡hasta un dibujo del macho cabrío entra en la ecuación en algún momento del relato! Digo, hablando de recursos anquilosados. Que no te extrañe si al final la trama, más que planeada, te parece parchada.

GEMELO SINIESTRO es una pelícual de terror con talante de caramelo visual, está filmada bonito. En cuanto a sus fallos, no son fatales, creo que más bien nos hacen mella a los que somos muy quisquillosos. En todo caso, hay dos audiencias a las que les puede resultar interesante ver esta cinta: primero, a los incondicionales del terror, que siempre nos asomamos a curiosear en todo lo nuevo que el género tiene para ofrecernos; segundo, a los públicos “vírgenes” o no muy versados en el cine de sustos, que al conocer poco de los trucos y artimañas, podrían encontrar una película con niveles manejables de miedo y hasta con la capacidad de sorprender a los novatos.


GEMELO SINIESTRO es un estreno de Corazón Films.


Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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