Qué bien se siente encontrar una película capaz de tenerte al borde de la butaca. EL NIÑO DETRÁS DE LA PUERTA no es una cinta perfecta —es más, de manera recurrente atenta contra el sentido común y pone en riesgo su verosimilitud— pero eso no afecta el resultado final: David Charbonier y Justin Powell han facturado un filme que puede emocionar al gran público, que puede intrigarlo, que logra mantenerlo interesado hasta el final.

Bordeando la frontera entre el thriller y el terror, EL NIÑO DETRÁS DE LA PUERTA cuenta la historia de dos mejores amigos, Bobby y Kevin, quienes de camino a un juego de beisbol son secuestrados. Bobby consigue escapar, pero decide volver a la casa del secuestrador para salvar a su amigo.

Estamos, pues, ante una ópera prima que explora todos los “tropos” del juego del gato y el ratón, pero que divierte, te saca un par de sustos y logra sobreponerse a sus clichés y sus —no pocos— absurdos. El mérito de Charbonier y Powell es el haber logrado que el gran público se comprometa con sus personajes.

En EL NIÑO DETRÁS DE LA PUERTA hay entretenimiento y adrenalina; es más, hasta hay un par de momentos muy logrados cinematográficamente; y, bueno, también hay algunos homenajes demasiado obvios para ser exquisitos. Pero con esta peli el punto es divertirse, ¿no? Y si te divierten el suspenso y la angustia dramática y el estrés… pues aquí podrías pasártelo bomba a pesar de las inconsistencias argumentales y recursos estereotípicos. Buen debut del tándem de realizadores, con mucha identidad de cine de género chabacano, pero también con elegancia en su manejo de la cámara.


EL NIÑO DETRÁS DE LA PUERTA es un estreno de Dark Side Distribution.

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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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