El Festival Internacional de Cine Judío en México (FICJM) ha iniciado ya su vigésima edición. El evento fílmico arrancó con funciones en la CDMX y Morelia, para posteriormente crecer a Cancún y Querétaro.

Mientras tanto, en Guadalajara ya nos alistamos para recibirlo: la programación oficial llegará el 9 de febrero a Cinépolis Centro Magno y el 16 de febrero a la Cineteca de la UdeG. Otras ciudades que también se deleitarán con sus películas son Monterrey, Puebla y Mérida.

Con la emoción que nos da saber que ya vamos a disfrutar de este festín cinematográfico que, año con año, nos conquista con relatos universales y emotivos, en TOPCINEMA charlamos con la directora del FICJM, Fredel Saed, sobre qué podemos esperar de la edición 20.

Fredel Saed, directora del FICJM

¿Qué era importante para el 20 FICJM al momento de consolidar la selección de este año?

Es muy curioso porque, francamente, solemos empezar pensando «busca lo mejor que encuentres, las películas judías más buenas, las más festivaleadas». Sin embargo, en el camino y una vez que definimos la temática de esta edición —y que es «Cine que transforma»—, nos dimos cuenta que todas las películas que seleccionáramos de alguna forma tenían que cambiar la mente, el paradigma de ser judío, y creo que lo hemos logrado. Las cinco películas nuevas —Más de lo que merezco, Anhelo, Berenshtein, El nadador y Hablemos de Hitler— junto a los dos reestrenos tienen esa consigna: transformar la mente del público.

Hablando de las dos reposiciones, se trata de un par de películas muy interesantes: El repostero de Berlín y Crescendo.

El repostero de Berlín es la película a la que más cariño le tenemos dentro del festival: nos ha traido una gran cantidad de espectadores, mucha gente nos ha conocido a través de ella, le tenemos mucho cariño al director [Ofir Raul Graizer], tuvimos una corrida comercial exitosísima en cartelera… Veo su reestreno como una despedida en pantalla grande para El respostero de Berlín, nuestro gran hit taquillero.

En cuanto a Crescendo, fue una película que tuvimos en 2021, en medio de la pandemia, pero fue la única que estuvo sólo en cines en aquella ocasión, pues no la pusimos en plataformas. Por eso la traemos de vuelta, para que más público pueda tener la oportunidad de verla. Es una pieza divina, con muchísima fuerza y vale la pena que sea muy vista.

La competencia mexicana está integrada por tres películas que tienen cada cual su gancho y su encanto.

Y las tres películas han festivaleado. Queremos tener un espacio para el cine nacional que, tal vez, ya estuvo en cartelera o ya tuvo su corrida de festivales, pero que con nosotros y a través de nuestra convocatoria, puedan tener una función más, la posibilidad de encontrarse con más público en un cine, en presencial. Todavía estamos explorando el terreno de la competencia mexicana, para ir trayendo más y más, convertirnos en una convocatoria grande e importante. Es un capítulo del festival que estamos creciendo y que queremos volver cada vez más sólido.

En cuanto a las pelis, Oliverio y la piscina es una película muy entrañable, la vi en el festival de Monterrey y ahí le comenté al director Arcadi Palerm que teníamos una convocatoria; su largo no se había proyectado todavía en la CDMX, así que éste será su estreno. En cuanto a Mal de ojo, el realizador Isaac Ezban es alguien a quien queremos mucho en el FICJM; queremos hacerle saber a los cineastas de la comunidad [judía] que son importantes para nosotros, que hoy el festival es su casa y queremos apoyarlos. Por último, El otro Tom llegó con la convocatoria ya cerrada y nos encantó, de inmediato pensamos «tenemos que tenerla».

Lo que me gusta de la programación es que las historias con muy universales. Contrario a lo que puede pensarse, para mó no es un festival de nicho, ni de especialidad, ni de coto. Entiendo lo que debe significar para la comunidad judía ver estas historias maravillosas, pero también creo que el público no judío que pague un boleto va a salir muy contento porque siempre traen relatos muy prometedores.

De pronto hay gente que piensa «ah, festival de cine judío, entonces todos los directores, las directoras, los elencos, las historias, todo es judío», pero no. Son temáticas completamente universales. A lo mejor el protagonista usa kipá, pero las tramas pueden suceder en cualquier contexto. Te pongo como ejemplo la que fue nuestra película inaugural: Anhelo. Cuenta la historia de una chica ultraortodoxa que no puede ser mamá. Y bueno, eso no es algo que ataña solamente a una joven judía, para cualquier mujer que quiere ser mamá y no puede, es un tema delicado, un tema que casi no se toca en el cine. Todo mundo puede conectar con las películas del festival. Claro que traemos temáticas que nos ayuden a que la gente vea lo diversa que es la cultura judía, pero también relatos empáticos, de interés para todos.


Entrevista por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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