El estribillo del fracaso

★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

Claudia Sainte-Luce la da la vuelta al tono chocantón de las comedias románticas mexicanas y nos cuenta una «rom-com» a su modo. AMOR Y MATEMÁTICAS es exquisita y nos ofrece a un elenco afinado y verosímil.

Billy (Roberto Quijano) es una ex estrella pop que hoy es un tipo aburrido, en un matrimonio oxidado, desempleado y recién convertido en papá. Sin embargo, tras conocer a su nueva vecina (Diana Bovio), quien fue su fan años atrás, volverá a probar suerte con la música. Sainte-Luce utiliza esta premisa para contarnos un relato sobre valentías y cobardías, sobre la cara más deslucida de la vida suburbana y sobre el autosabotaje.

Como ya es costumbre en el cine de Sainte-Luce, nuevamente encontramos una puesta en cámara muy intencionada. La cineasta ha vuelto a hacer mancuerna con el cinefotógrafo Carlos Correa, y ya sabemos que este tándem no falla. El trabajo de fotografía y dirección de arte «apresan» a estos personajes que buscan liberación, los mueven de su presente hacia su pasado… y también hacia un futuro que sólo existe para quienes tienen agallas.

Entre cancioncillas pop insufriblemente pegadizas (¡tengo mariposas en el alma!) y un trabajo plástico que reproduce el tedio clasemediero, Sainte-Luce exprime actuaciones muy valiosas de Quijano y, sobre todo, de Diana Bovio, una actriz que me late que es una «todoterreno», pero que la industria ha estancado en la comedia desde hace un lustro. En AMOR Y MATEMÁTICAS, Bovio brilla y nos muestra más de su espectro interpretativo.

En fin, no esperes una comedia romántica al modo que se ha vuelto estándar en la industria nacional. Claudia le apuesta más al trago agridulce que al algodón de azúcar; más a la dramedy que al chistorete… y más a la debacle de sus personajes que al final de recetario.


Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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