Montserrat Larqué comparte su ópera prima ALLÁ, una película que sin pretenciones narra la historia de Óscar (Pablo Astiazarán), un jóven que se ve obligado a regresar a su pueblo tras la muerte de su padre y que por medio de conflictos internos termina enamorandose de Marta (Fátima Molina)
Durante el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) en TOPCINEMA conversamos con Montserrat Larqué, directora del proyecto, Fátima Molina y Pablo Astizarán, los protagonistas de este interesante largometraje.
Estamos celebrando la ópera prima de Montse y me encantaría saber cómo fue para ustedes trabajar con ella en este proyecto.
Fatima nos compartió: «Montse es la primera directora, literal, mujer con la que yo trabajo y fue una experiencia, también más allá del talento de Montse, del guión, de lo que pudimos vivir juntas, todo este proceso… para mi era un sueño poder trabajar con una mujer, porque solo me había tocado puros directores hombres… Tenía un sueño de poder trabajar con una mujer, ella es quien me bautiza y pues siendo la primera, va a ser siempre especial y me encantaría repetir y seguir experimentando».
Montse, ¿nos puedes compartir como fue para ti trabajar en un set de básicamente puras mujeres?
«Justo fue como una reunión de mujeres, como que evolucionaban las cosas de cierta manera…incluso con Pablo fue un acercamiento muy profundo, muy emocional y así siénto que pasó con todos… La verdad es que tuvimos una energía padrísima, porque además no había teléfonos, ni internet en donde filmamos, entonces eso nos obligaba a estar con nosotros, todos teníamos que convivir y eso generó muchísima cohesión en el equipo y para mi fue increíble, porque son súper trabajadores, entregados, resistentes… Siempre agradeceré a la directora de casting que los trajó a mi«.
Me parece interesante como estamos en una comunidad que intenta ser feminista y sacar una película que nos habla sobre un México tradicional, un pueblo en donde las mujeres tienen que hacer todo y sentarse a esperar a sus maridos, pero al mismo tiempo presentando escenas con muchísima sororidad, el contraste de la mujer como la peor enemíga y mejor aliada de otra mujer, ¿cómo es para ustedes el poder dar este mensaje en este tipo de sociedad?
Desde el punto de vista de Fátima: «Yo creo que seguimos, a pesar de que estemos viviendo cambios tan fuertes, no podemos negar que la estructura de México y la educación que nos han dado es una parte como la estamos mostrando en esta película y no podemos negar que seguimos viviendo una realidad con mucho machismo, en donde las mujeres ejercemos el machismo también… A veces hablamos desde nuestro privilegio sobre nuestra libertad y es cómo ¿nosotras en dónde?, nosotras aquí en la ciudad, pero afuera en la provincia o en muchísimos pueblos más es otra realidad, creo que también estamos pintando eso. Estamos mostrando una parte de México que hasta la fecha sigue existiendo y que no podemos evadir”.
Pablo, existen un concepto muy popular entre las generaciones más recientes que nos habla de dos tipos de hombres: el hombre escrito por mujeres y el hombre escrito por hombres. Podemos notar que Óscar es un hombre escrito por una mujer, ¿cómo fue para ti representar a un personaje como Óscar y darle vida a ese personaje?
“Me gusta mucho que desde la génesis del guion que me llegó a mi nunca fue el hombre salvador, el hombre macho, pero tampoco era alguien que llegaba con las respuestas, tiene muchas fallas, muchos defectos y errores y eso era lo que me gustaba, que yo veía a alguien complejo, para nada era ni el salvador, ni el enemigo a vencer… Yo Pablo busco personajes con muchos defectos, porque siento que para mi ahí es en donde esta la construcción de prestarle lo mío y ver que es lo que me deja él. Óscar fue el privilegio de poder trabajar en un guion que fue minuciosamente trabajado por mucho tiempo.
En particular trabajando con Montse, a pesar de que era su ópera prima, era clarísima la fuerza con la que defendía su visión. Era su película, su visión, aceptando sugerencia e intercambio ideológico, pero al final era ella la que decidía, era un capitán y yo creo que el cine es del director y estoy muy en paz con eso”.
Ahora bien, ¿encontraron alguna conexión con sus personajes y el amor a sus raíces pueblerinas?
Fátima agrega: “Mis dos familias, tanto la materna como la paterna, son de dos pueblos de México, entonces estoy muy relacionada con esto desde que estoy muy chica. Hay que voltear a ver desde abajo, si vives en la ciudad, necesitamos empezar a redignificar estos diálogos que tenemos de la gente del pueblo como si fueran menos. Valoramos nada más a la gente de pueblo que sale para conseguir una mejor vida, sea lo que sea que eso signifique, y entonces abrimos esta pregunta que a mi siempre me deja con la incógnita ¿entonces la gente que se queda o decide quedarse no importa?, yo sé que cada caso es distinto, pero cuando la gente decide quedarse por sus razones ¿entonces no vale esa gente?… Creo que la gente que salimos de esos lugares o nunca han estado en esos lugares deberíamos empezar a mirar con otros ojos”.
Montse por su parte: “Yo crecí en Texcoco y eso da una perspectiva muy diferente justo de la gente con la que convives y al igual que Fátima, yo no veo ni para arriba, ni para abajo. Para mi era lo más natural poner sus historias y generar estos personajes de manera muy horizontal y franca, porque era algo natural… Siempre construyo mis personajes a partir de las vivencias que uno tiene… Me acuerdo de las mujeres cómo eran… Hace poco alguien me preguntó que de dónde se me ocurrían esos diálogos machistas y yo decía que así vivimos las mujeres. Tristemente en México sigue habiendo muchísimos comportamientos de sometimiento que nosotras mismas hacemos hasta sin que nos lo pidan. Y en cuanto a la masculinidad del personaje, yo he pensado que este personaje es como muy compañero, como de estas nuevas posibilidades que hay de que alguien no sea impositivo. Llega se le ocurre y ofrece esta ayuda, las razones que motivan sus acciones son más emocionales”.
Y finalizó Pablo: “Yo la verdad nací en la Ciudad de México, he hecho mi vida ahí, pero tampoco niego que los pueblos y las ciudades pequeñas sean parte de mí. Para mi poder hacer esto de revalorizar, resignificar, reconocer y eso es lo que yo vivo. Definitivamente no creo que el asunto de vivir en la capital sea algo meritorio, simplemente es una situación geográfica, desafortunadamente es algo aspiracional porque así estamos, pero creo que hay una manera muy noble de resignificar esos lugares. Al final toda metrópolis nació de ser algo chiquito”.
Transcripción, redacción y entrevista por Sofía Benet para TOPCINEMA
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