La realizadora Efthymia Zymvragaki recibió un mensaje de un hombre que le solicitaba hacer una película basada en su historia de violencia: él era un abusador. La cineasta no imaginaba que su periplo para documentar a quien sería su personaje iba a convertirse en una superficie reflejante que le serviría para contar también una historia personal.
Estrenada en México en el marco de la competencia iberoamericana del 38° Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 38), AHORA LA LUZ CAE VERTICAL (Ara la llum cau vertical) es, cómodamente, una de las mejores películas programadas dentro del certamen fílmico tapatío. En entrevista con TOPCINEMA, Zymvragaki reflexionó sobre su aplaudido largometraje.

¿Cómo fue para ti acercarte a Ernesto y encontrar en él un motivo para entrelazar su voz con la tuya? ¿Ocurrió inmediatamente, desde que empezasta a filmar?

Hay un evento que ocurre al final del documental, me imagino ya que sabes de cuál momento estoy hablando, que fue decisivo para mí. Eso me hizo tener esa claridad con total responsabilidad e integridad.
Sin embargo, yo sí que desde el inicio ya “vibraba” con él, porque por alguna razón yo sentía un extraño alivio al escuchar su relato de dolor y de violencias cometidas. Es extraño, ¿no? Es como si tuviera necesidad de sentir esas declaraciones, que alguien dijera esas cosas, que eso existía y que yo no estaba loca, lo que yo sentía como receptora de violencia, él me lo confirmaba como violentador.
Creo que en la película hay también una idea respecto a que uno no es perfecto, que cuando se acepta no dar la mejor imagen de uno mismo, uno recibe el derecho de mostrar al otro o hablar del otro; empezó a haber un tejer entre las dos historias. Ahora entiendo que el retrato del otro o el autorretrato no puede seguir siendo “el retrato de un solo”, porque hoy tenemos un interés por entender las cosas colectivamente. Películas como esta son un retrato “del retratado” y “de quien retrata”, es una resonancia, no podría ser de otra forma.

¿Fue sencillo que Ernesto aceptara la presencia de la cámara?

En un inicio, Ernesto pensaba que íbamos a hacer una ficción sobre su novela autobiográfica, pero entendió rápido que esto sólo iba a ser interesante sí él era el protagonista, fue algo que decidimos entre los dos muy pronto. Cuando él asumió esto, se vio muy confiado.
Le gustaba estar delante de la cámara, es verdad que tenía un cierto rasgo narcisista pero que partía de la desesperación de querer ser visto.

Y, sin embargo, hay un momento donde le permites a tu personaje explorarse a sí mismo a través de la ficción.

Cuando él dijo “voy a ser el protagonista” del documental, también noté que había algo especial en su deseo de hacer una ficción, así que decidí que teníamos que respetar ese anhelo. Quizás por mi background de Psicología no me sentía cómoda con la idea de hacer una terapia, pero sí pensé que dejarle “dirigir” una ficción dentro del documental podía llegar a ser algo catártico para él, porque yo sí tenía ese deseo de que él pudiera redefinirse y eso es algo que tiene que ver la representación; y la representación tiene que ver con un “repetir”, igual que la sanación. Recurrir o trabajar con la ficción le permitió ser más honesto que cuando hablaba de la realidad.


AHORA LA LUZ CAE VERTICAL también ha formado parte de las selecciones del Festival de Cine Documental de Thessaloniki en Grecia, del Festival de Málaga, del certamen de cine documental en Amsterdam y de Crossing Europe, entre otros.


Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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