De color de rosa, veo la vida hermosa…
★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay
(English follows)
Greta Gerwig no deja títere (ni muñeca) con cabeza. La directora de BARBIE nos da una comedia de fantasía que exuda su buena dosis de humor corrosivo, que ausculta las cavidades del statu quo, que revisa el camino andado en temas de la conversación pública —el feminismo, el patriarcado, la masculinidad tóxica, la cultura de consumo, el corporativismo, la equidad de género y más—, que utiliza todos los recursos dramáticos y plásticos posibles para que el público se divierta de cabo a rabo, y que presumen una puesta en cámara rebosante de vigor audiovisual.
Barbie es una muñeca que vive en Barbie Land, un sitio perfecto [y antiséptico] donde están convencidas de que cada muñeca ha hecho una aportación trascendente a la construcción de la identidad y la emancipación femenina. Vaya, las Barbies viven en una burbuja. Un buen día, nuestra Barbie principal tiene una crisis existencial que la lleva a realizar un viaje al mundo real, donde se verá confrontada por las dinámicas sociales y culturales del día a día.
Margot Robbie es, ciertamente, una Barbie impecable, convincente e incontestable. Pero ella no es la única Barbie que brilla en esta caja de muñecas: Gerwig ha conjurado un fantástico panteón de Barbies, cada una con su je ne sais quoi de genialidad. Mención aparte merece Ryan Gosling como Ken: el actor le otorga al personaje unos matices y dimensiones interesantísimos, convirtiendo lo que pudo ser una caricatura en el catalizador de un auténtico comentario editorial sobre lo masculino en la cultura moderna.
Sobra decir que el trabajo visual del filme es arrollador. El cinefotógrafo mexicano Rodrigo Prieto va que vuela por su cuarta nominación al Oscar (por éste o por su otro estreno del 2023) y ya se merece el premio. El trabajo de cámara, luz y color de Barbie es magnético y adictivo, convierte lo chocante en un exquisito poema aberrante. ¡Aplausos! El diseño de producción de Sarah Greenwood (otra multinominada al Premio de la Academia que va por una nueva postulación) complementa la gloria plástica del filme para entregarnos un caramelo irresistible y híperdulce.
Dicho de otro modo, BARBIE es una bomba de color, comedia y fantasía que sintetiza el sentir contemporáneo, que no le teme al kitsch ni al maximalismo, que tiene momentos de cine muy modernos y otros hermosamente clásicos. Gerwig explora así los ya citados temas complejos y espinosos en clave pop, con mucho pulso y claridad de intenciones. Desde ya, una de las películas de estudio del año, de los estrenos imperdibles de 2023 y con talante no solo de éxito de taquilla, sino de fenómeno cultural.
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Greta Gerwig spares no one. The director of BARBIE delivers a fantasy comedy that exudes a good dose of corrosive humor, which delves into the cavities of the status quo, revisits the path taken in public discourse—in terms of feminism, patriarchy, toxic masculinity, consumer culture, corporatism, gender equality, and more—; the film uses all possible dramatic and artistic resources to entertain the audience from start to finish, and boasts a camera work overflowing with audiovisual vigor.
Barbie is a doll who lives in Barbie Land, a perfect [and antiseptic] place where they are convinced that each doll has made a significant contribution to the construction of identity and female emancipation. In other words, Barbies live in a bubble. One fine day, our main Barbie has an existential crisis and embarks on a journey to the real world, where she will be confronted by the social and cultural dynamics of everyday life.
Margot Robbie is, indeed, an impeccable, convincing, and indisputable Barbie. But she is not the only Barbie shining in this dollhouse: Gerwig has conjured up a fantastic pantheon of Barbies, each with its je ne sais quoi of brilliance. Plus, please notice Ryan Gosling as Ken: the actor gives the character interesting nuances and dimensions, turning what could have been a caricature into the catalyst for a genuine editorial commentary on masculinity in modern culture.
Needless to say, the visual work of the film is overwhelming. Mexican cinematographer Rodrigo Prieto is on track for his fourth Oscar nomination (for this film or his other release in 2023) and he truly deserves the award. The camera work, lighting, and colors of Barbie are magnetic and addictive, turning the shocking into an exquisite aberrant poem. Applause! The production design by Sarah Greenwood (another multi-Oscar nominee going for a new nomination) complements the film’s plastic glory to deliver an irresistible and hyper-sweet treat.
In other words, BARBIE is a bomb of color, comedy, and fantasy that synthesizes contemporary sentiment, unafraid of kitsch or maximalism, with moments of very modern cinema and others beautifully classic. Gerwig thus explores the aforementioned complex and thorny themes in a pop key, with a strong pulse and clarity of intentions. Yes, BARBIE is one of the studio films of the year, one of the must-see releases of 2023, and with the potential to become not only a box office success but also a cultural phenomenon.
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Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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