Enlatada desde la década de 1990, LA MUJER DEL PUERTO de Arturo Ripstein finalmente verá la luz en salas de cine comerciales. Si la memoria no me falla, sólo algunos pudimos ver esta pieza en la otrora Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara. En el filme, un hombre se enamora de una mujer que trabaja en una casa de citas, solo para descubrir que ese amor está prohibido.

De hechura ambiciosa y trama confrontativa, la cinta dirigida por Ripstein a partir de un guión de Paz Alicia Garciadiego, se siente más cercana al relato de Guy de Maupassant que a las otras versiones cinematográficas. De cara al postergado estreno de este largometraje, el realizador charló con TOPCINEMA sobre esta pieza de su filmografía que tuvo que esperar tanto tiempo para ser compartida.

Una de las cosas que saltan a la vista es el trabajo de cinefotografía y de puesta en cámara de LA MUJER DEL PUERTO. ¿Cómo fue el trabajo con el equipo de fotografía y arte para definir cómo querías que se viera tu adaptación?

En mis películas, en general, lo que hago es discutir con el fotógrafo cómo le vamos a hacer. Empiezo desde el guión y, además, considero que mis ejemplos y referencias son fáciles de asimilar porque son muy visuales: desde cuadros hasta películas viejas, pasando por discusiones abstractas sobre el balance entre los colores, la coherencia de los tonos en la película. Algo similar suelo hacer con el equipo de arte, «¿qué vamos a ver, qué significa cada detalle visual de la película?» Para mí, la clave está en la congruencia, que todo tenga una intención y que no sea «nomás porque sí».

Las reuniones con el equipo van encaminadas a que todos sepamos que vamos a hacer una sola película, y no la de cada quién. A diferencia de lo que pasa en otros cines del mundo, donde hay muchas voces de «superioridad» que se ponen a dar órdenes, en México el trabajo se hace posible gracias a que el trabajo colaborativo detrás de una película está unificado por el director.

¿Qué provocó el «enlatamiento» de la película?

Es una historia larguísima, complejísima… y casi de película. En esta historia hay terremotos, robos, asaltos, olvidos, pérdidas… No sé si contarla a estas alturas del partido, porque al final la vida tiende hacia la comedia. Y eso es una gracia, una ventaja. Lo que puedo decirte sobre esta historia de horas y horas es que termina como una comedia desopilante. En todo caso, no fue una cosa de censura, sino por otras cosas que yo hoy digo que están más relacionadas con los hilos invisibles que manejan los dioses del cine y que lo llevan a uno de aquí para allá. No sé, tal vez algún día grabaré la historia de los muchos desastres que mantuvieron oculta la película durante 30 años.

En la película están Damián Alcázar, Evangelina Sosa, Patricia Reyes Spíndola, Ernesto Yáñez… es un elenco muy llamativo. ¿Cómo fue la consolidación del reparto?

Lo que es importante al momento de seleccionar a los actores es la verosimilitud. Esto se debe a que la verosimilitud es más sólida que la verdad. Y es que la verdad tiene muchas caras, la verosimilitud tiene una sola. En aquellos años, de alguna forma u otra ya conocía a todos los ya mencionados. Me gusta trabajar con la gente de oficio, que son profesionales, que realmente se concentran en buscar que el personaje sea ellos y viceversa, que abordan su trabajo con la mejor técnica posible, que no hacen las cosas al «ahí se va»; nada en lo que hago es al «ahí se va»: todo en mi cine tiene una razón o explicación, algo que hace que todo sea coherente. Además de eso, los actores elegidos fueron los que me parecía que tenían «la cara» del personaje que me había imaginado después de leer el guion de Paz Alicia.

¿Hay una especie de recurrencia de la tragedia en el cine mexicano? ¿Te parece? ¿Dirías que a ti también te interesa la tragedia?

Uno pretende que sus películas toquen ciertas fibras. Yo cuento estos cuentos con el ánimo de «emocionar» en el sentido más profundo del término. Por supuesto, la tragedia es una de las primeras formas del relato; de ahí surgen muchas formas de narrar milenarias que siguen haciendo eco en nuestros días.

Los griegos fueron los verdaderos maestros. La tragedia empezó con la caída de los reyes, con el fin de las utopías… y eso me mueve creativamente. Hay un desplazamiento de la tragedia al melodrama, una especie de código secreto que tenemos muy marcado en México, donde en algún momento los políticos nos robaron la palabra, donde se apropiaron del lenguaje, así que la única forma en la que podíamos hablar era intramuros, en la familia… y la familia es una figura que en mis películas siempre termina siendo desastrosa por muchas razones.

Así que ese camino que comienza en tragedia y continúa como melodrama, invariablemente termina en comedia. No lo puedo evitar, es algo que busco y que propicio. Yo reacciono mucho mejor a la risa.

Paz Alicia y tú se han convertido en un tándem creativo indivisible. ¿Qué ves en su escritura que te nutre tanto?

Cuando empezamos a trabajar juntos… Es más, al principio dijo que no trabajaría conmigo ni de broma, casi sólo con amenaza de cadalso… pero, en fin, cuando finalmente la convencí, le dije: «sólo no hagas nada de lo que dicen los manuales de guionistas». Nada de «ahorrar palabras, sé breve, poco es bueno»… yo le dije: «tú pon todo». Yo la conocía muy bien, era una gran amiga, conversábamos. Sus relatos siempre eran muy minuciosos, muy prolijos. «Haz el guión como platicas, mete todo lo que se te ocurra». En los guiones de Paz uno encuentra emociones o instancias que no se filman, colores o tonos hasta cuando escribe para películas en blanco y negro. En

sus descripciones hay algo unívoco que contribuye a crear esa cohesión en todo el equipo de trabajo.

Por otro lado, los diálogos de Paz son magia. Parecen normales, pero son rarísimos; son diálogos con verbos que cambian de sentido y tiempo, de sintaxis, que están escritos de una forma extraña, que son laberínticos pero que suenan muy bien. Ella tiene muy buen oído y hasta puede escribir diálogos para las voces de los actores que ella imagina que vamos a utilizar. Hemos tenido suerte, porque a veces se imagina justo a quienes terminan en la película. Paz dice que escribir es un trabajo muy solitario, que por eso necesita las caras y las voces de los actores. En fin, por ahí va lo que le encuentro a Paz, que es magia.

Pensando en lo que dices sobre los atributos «laberínticos» de los diálogos, a mí me ocurrió, mientras veía la película, que estaba escuchando «diálogos imposibles hechos posibles» gracias al guion, gracias a la dirección, gracias al trabajo del elenco.

Son diálogos dificilísimos. Al elenco le costaba trabajo acordarse de los diálogos, eso los ponía en serios problemas. En mis películas no se vale la improvisación. Imagínate, después de trabajar los diálogos y las situaciones por tanto tiempo, no vas a llegar a modificarlos en un minuto, ni a dizque hacerlos mejor. Así que había que aprenderse las líneas con toda su complejidad y emotividad.


LA MUJER DEL PUERTO es un relato nacional que adentra al espectador en las entrañas del melodrama y la tragedia con un resultado fulminante. Un estreno de Alfhaville y Alebrije. En cines seleccionados desde el 24 de agosto de 2023.


Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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FOTOS: ALEBRIJE/CINETC