Consagrada como una de las mejores actrices mexicanas en activo, Teresa Sánchez es una auténtica locomotora interpretativa. Es dueña, sin duda, de un talento incontestable e infalible. El dominio que tiene de su oficio queda patente una vez más en DOS ESTACIONES, la película dirigida por el jalisciense Juan Pablo González.

El filme cuenta la historia de María, la dueña de una tequilera independiente que debe sortear las amenazas de su industria y mantener a raya sus emociones. Sánchez ha recogido premios en Sundance y Morelia por este papel. Charlamos con ella en el contexto del estreno del filme en cines de México.

El director Juan Pablo González te quería específicamente a ti para este papel. ¿Cómo fueron las conversaciones para que dijeras que «sí»?

Como ya conocía a Juan Pablo, la verdad es que yo hubiera dicho que sí automáticamente, así de fácil [risas]. Es un ser insólito, generoso… yo me te diría que fueron pláticas que se dieron de poco a poco, conversaciones muy íntimas; él abrió las puertas de par en par de su experiencia, su alma, su corazón, sus preocupaciones y miedos. Por supuesto, todo eso me cautivó, trabajar en un proyecto así, tan rico emocionalmente es como que los Reyes Magos te traigan todo lo de la carta.

¿Qué fue lo que más disfrutaste de María? Sé que es un personaje que te ha dado muchas satisfacciones y premios.

Había algo que me intimidaba de María: su rigidez. Al mismo tiempo, eso me resultaba muy atractivo, sólo por el hecho de que yo sí soy muy de «disculpe, por favor, ¿se puede?, ¿me da chance?, ¿no lo molesto?»… todo lo contrario a ella, y meterme en esa piel tan imponente me parecía peligrosamente seductor. De pronto, los chicos del equipo me decían que, ya caraterizaba, les infundía cierto temor, autoridad, me decían que les «imponía» mucho. Y, ¿te digo la verdad? Eso lo disfrutaba mucho. Se sentía algo «muy acá» [risas] cuando me metía en las botas de la María. Yo sentía una transformación desde que entraba a maquillaje, desde que me empezaban a peinar.

DOS ESTACIONES fue filmada en Jalisco. En este caso particular, ¿el espacio físico y geográfico que usaron para filmar contribuyó en tu forma de trabajar y de transformarte?

Muchísimo, qué bonita pregunta. Este personaje —te lo digo de corazón— yo no hubiera podido sacarlo adelante sola, ni en otro contexto ni ubicación. Fueron muchas condiciones y circunstancias las que me alentaron a trabajar como lo hice en esta película. Es que sí, tienes razón, hay algo en ese lugar, en ese espacio, en ese aire que uno respira cuando está ahí, en el olor a tierra mojada, en las parcelas, en el paisaje agavero, en esos cielos, en esa zona de Jalisco… Todo eso le regala imágenes a la actriz, a la escena, a la interpretación de cualquiera; es una película en la que la geografía y la cercanía con las personas abonaron muchísimo.


DOS ESTACIONES ya está en cines. Un estreno de Interior XIII.


Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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