★ ★ ★ | Por Arturo Garibay

En 1973, EL EXORCISTA fue disruptiva y escandalosa, un fenómeno efervescente cuya reputación ha trascendido hasta nuestros días. Hacer un producto derivado de un tótem cultural es una misión suicida, demoniaca.

A pesar de ello, hay que reconocerle a EL EXORCISTA: CREYENTES que tiene factor de entretenimiento, es una película que divierte un montón. Pero también es una película inane, inofensiva, con un par de jumpscares sabrosones, buenos sustos y, lamentablemente, nomás poquita capacidad para dar miedo. No, no vas a salir con un trauma que te acompañará toda tu vida ni con arrugas mentales imposibles de planchar.

Dos chicas que van cruzando ese puente que conecta la infancia y la adolescencia salen un día de clases y se internan en el bosque para jugar a que hacen un ritual espiritista. Ambas desaparecen sin dejar rastro. Tres días después, son encontradas, pero ellas creen que han pasado apenas unas horas desde que se fueron. Casi de inmediato, cosas escalofriantes empiezan a suceder.

La tesis principal de EL EXORCISTA: CREYENTES es la confrontación del escéptico, paralelamente, se borda un relato sobre la fuerza de la fe. En ninguna de las dos instancias la película aporta algo potente o transformativo. Es, más bien, una película comedida. Por un lado, tenemos a dos padres que son súper creyentes, van a misa los domingos y son abiertamente devotos; por el otro, tenemos a un padre viudo que no cree ni en la hojita parroquial. Este coctel pudo ser explosivo, pero no enciende ni una chispa.

El director David Gordon Green, que hizo maravillas con su trilogía Halloween, juega a lo seguro; el discurso a favor de la creencia/no creencia de lo sobrenatural, lo divino y lo demoniaco está guango. Y, por tanto, no alcanza un resultado fulminante.

Dicho esto, reitero que EL EXORCISTA: CREYENTES es una película llena de entretención, pero su nivel de terror no será suficiente como para quitarte el sueño (salvo que seas particularmente sensible (¡muy muy muy sensible!) a la mitología de los exorcismos). Tampoco es una película tan convincente como para hacer que los descreídos se vuelvan “creyentes”.

En fin, esta pieza —cuyo mayor pecado es el de haber levantado expectativas imposibles de cumplir— nos da diversión de género muy noble con el gran público, popcorn friendly y aceptablemente demoniaca, sin excederse. En una década que ha sido tan arrolladora en términos de cine de terror, a EL EXORCISTA: CREYENTES no le alcanza para hacer historia. Pero, eso sí, me la pasé bien a gusto. A lo mejor tú también te la pasas chido y hasta sueltas un par de grititos.

P.D. Para mí, esta normalmente sería una película de dos estrellas, dominguera, pero la experiencia colectiva en el cine está chida porque hay público que se clava durísimo en la textura, grita y se pone loquito. Por suerte, eso la hizo más cool de lo que realmente es.


EL EXORCISTA: CREYENTES es un estreno de Universal Pictures.


Texto por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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