★★½ o menos para ‘grinchs’
★★★ o más para los xmas-lovers
Por Arturo Garibay
LAST CHRISTMAS es una película de temporada. No hay más. Es un relato que solo puede funcionar en el contexto decembrino. Si hubiese visto la película en enero y desprovista de su atavío navideño, sé que habría tenido un coma diabético y habría renegado del carácter de la cinta. Demasiado dulce. Pero, otra vez, estamos en diciembre y en temporada de fiestas me vuelvo más permisivo, se debilita un poco mi blindaje. Y es así que termino diciendo «bah, la peli está bien, está bonita.»
LAST CHRISTMAS es dirigida por PAUL FEIG, el cineasta de guardarropa impecable cuyo magnum opus sigue siendo DAMAS EN GUERRA (Bridemaids). A diferencia de otras cintas de Feig que son mucho más cáusticas, en LAST CHRISTMAS cede (¿o tiene que ceder?) ante la cursilería de la temporada, cosa con lo que consigue cumplirle al gran público. El guion, cuya trama fue co-escrita por EMMA THOMPSON y su esposo GREG WISE, toma como punto de partida y musa melódica el cancionero de George Michael y Wham!… Pero ya llegaré a ello.
Kate (Emilia Clarke) es una chica conflictuada, inestable… quizás hasta deprimida… aunque de entrada no sabemos bien por qué. Hay que descubrirlo, así que intrigados sí iniciamos. La vemos trabajar como elfo en una tienda de artículos navideños que abre los 365 días del año. La vemos forcejear un poco con su jefa (Michelle Yeoh). La vemos desconectada de su familia: de su padre, de su hermana, pero sobre todo, de su madre (Thompson). La vemos sin un techo donde dormir. La vemos decepcionar a todos a su alrededor y así misma. Hasta su reflejo le parece insufrible. Un día, Kate ve por la ventana a un chico guapo (el hoy omnipresente Henry Golding). El avistamiento se convertirá en un evento decisivo en su vida.
LAST CHRISTMAS tiene romance, tiene momentos de revaloración familiar, de amor propio, de autodescubrimiento, de guiños coquetos y de mucha, mucha navidad, con todo y giros de tuerca incluidos, los cuales pretenden ser inesperados, pero que, al menos yo, he decidido poner a debate.
Luego viene la parte musical, que debe discutirse en lo particular al tratarse de una cinta motorizada por un cancionero concreto. En tiempos recientes hemos visto cómo las discografías de Queen, Elton John, los Beatles o Bruce Springsteen han inspirado películas, no todas ellas de carácter biográfico. LAST CHRISTMAS quizá sea la cinta más débil del catálogo. El repertorio de George Michael y Wham! queda reducido a una música de fondo cuyo volumen sube y baja para decir «¡hey!, aquí está la música que prometimos». Creo que en el guion de Thompson se nota la inspiración y el apego a la música de George Michael pero en la ejecución todo se diluye. No hay contundencia en este aspecto y el uso, por ejemplo, de la canción ‘Last Christmas’ termina siendo más una obviedad que un sablazo narrativo a la yugular navideña.
¿Una película de temporada es, forzosamente, una película de nicho? ¿Una película con una frontera temática tan evidente no puede aspirar a mucho más? Creo que películas como EL EXTRAÑO MUNDO DE JACK, REALMENTE AMOR o ¡QUÉ BELLO ES VIVIR! (es más, incluso los GREMLINS) muestran que se puede a aspirar a rebasar lo navideño sin traicionar la festividad. A decir más. Pero LAST CHRISTMAS es llanamente navideña, para el aquí y el ahora. Que sea tu mood el de las esferas, los pinos y los regalos. Así la disfrutarás, te involucrarás como el resto del público que estaba conmigo en la sala cuando la ví y hasta pensarás «¿en dónde está el maldito muérdago? ¡Quiero un amor de navidad!»
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Un estreno de Universal Pictures, en cines desde el 6 de diciembre de 2019.