La figura de Leonora Carrington sigue ejerciendo un magnetismo particular en el imaginario mexicano. Su obra, su pensamiento y su vida han trascendido la pintura para convertirse en un símbolo de libertad, resistencia y vanguardia. Por ello, no es casualidad que la película LEONORA, dirigida por Thor Klein y Lena Vurma, haya tenido su estreno mundial en el marco del 40º Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), con una sala completamente llena, largas filas y un público profundamente emocionado.

«No podríamos imaginar un mejor lugar para estrenar esta película», afirmó Lena Vurma durante la charla posterior a la función. «El público mexicano ya tiene una relación con Leonora Carrington, no hay que explicarle quién fue, ya hay una conexión emocional muy fuerte».

La inspiración: Poniatowska y Carrington

LEONORA está basada en la novela Leonora de Elena Poniatowska, una obra que mezcla el rigor periodístico con la fuerza de la ficción literaria. «Fue en una biblioteca de Berlín donde me topé con el libro, bajo su título en alemán Frau des Windes. Desde la primera página me atrapó una imagen: Leonora en el sur de Francia, viendo derrumbarse su mundo interior y exterior al mismo tiempo. Era profundamente cinematográfico», cuenta Vurma.

Tras leer el libro, los cineastas viajaron a Ciudad de México para conocer a Poniatowska. «Nos recibió con calidez, nos invitó a su casa, tomamos té y nos dio su bendición para adaptar el libro», recuerda Thor Klein. Ese encuentro marcó el punto de partida de una película que tomaría varios años para concretarse, entre preparativos, financiamiento y un ambicioso rodaje en varias locaciones de Europa y México.

Una apuesta cinematográfica

LEONORA no es un biopic convencional. El filme elige capturar una etapa específica de la vida de Carrington: su llegada a Xilitla en 1946 y el encuentro con el Jardín Surrealista de Edward James. A partir de ahí, el viaje es tanto físico como introspectivo, mezclando elementos de la realidad y el delirio.

«Queríamos que el espectador entrara en la mente de Leonora», explica Thor Klein. «Por eso optamos por planos secuencia, movimientos de cámara fluidos y pocos cortes. No queríamos fragmentar la realidad sino intensificarla, como era ella: intensa y compleja».

El estilo visual del filme fue diseñado junto a Tudor Vladimir Panduru, uno de los cinefotógrafos europeos más reconocidos. «El resultado es como entrar en una pintura de Carrington», afirma Vurma. Pero este enfoque también conlleva riesgos: «Cuando filmas así no hay red de seguridad, si una toma no sale bien, no tienes otra con qué cubrirte», advierte Klein.

Olivia Vinall: El silencio como lenguaje

La actriz británica Olivia Vinall da vida a Leonora Carrington con una interpretación sutil, sostenida por el silencio, la mirada y la corporalidad. «Muchos momentos de la película no tienen diálogo, pero sabíamos exactamente qué estaba sintiendo el personaje», dice Vinall. «Habíamos hablado del viaje emocional de Leonora durante años antes del rodaje, así que cada silencio estaba cargado de sentido».

Fanática del cine silente, Vinall considera que «a veces, mientras menos se diga, mejor». En su interpretación hay una conciencia clara del arte como experiencia introspectiva. «Leonora pasaba gran parte de su tiempo en un mundo silencioso mientras pintaba. Eso me ayudó a conectar con ella desde adentro».

Una producción transnacional, un corazón mexicano

LEONORA es una coproducción entre Alemania, México, Reino Unido y Rumania. Si bien el filme inicia en Europa, su espíritu está anclado en México. «Era fundamental rodar en México, no solo unas postales, sino involucrar a la cultura, al equipo, a las energías del lugar», asegura Klein. «Leonora no podría entenderse sin México: aquí encontró libertad, inspiración y comunidad».

La productora mexicana Meli Mélo, hermana de Piano, se sumó al proyecto desde una colaboración creativa. «No queríamos solo una producción de servicio, necesitábamos un socio que entendiera el corazón de la historia», enfatiza Vurma. La película se filmó parcialmente en locaciones de Xilitla y San Luis Potosí, sumando la estética y energía del entorno mexicano.

Un viaje emocional

«LEONORA es una película sobre la resiliencia y la posibilidad de sanar», comparte Vurma. «Esperamos que la audiencia se sienta inspirada, que quienes estén pasando por momentos duros encuentren en la película una forma de acompañamiento».

«Es una película para sentir, no para intelectualizar», añade Klein. «Queremos que la gente se deje llevar, que se meta en el viaje. Que sienta, como decía Leonora, que hay otras realidades posibles».

LEONORA se proyectó por primera vez en el FICG 40 con una respuesta entusiasta del público y una distribución mexicana ya en marcha para este otoño. Se trata de una celebración cinematográfica de una artista inolvidable, de una mente luminosa y radical, cuya huella en México y el arte es tan indeleble como necesaria.


LEONORA se distribuirá en nuestro país a través del sello Piano.