En 2024, Alejandra Herrera ha estado en dos producciones que, desde su mirada y experiencia, representan una ruta fresca y necesaria para el cine mexicano: Sobre las olas de Horacio Alcalá y Un cuento de pescadores de Edgar Nito. Ambas películas, muy distintas en tono y propuesta, tienen en común una apuesta por lo genuinamente nuestro, con historias y personajes anclados en la identidad y la cultura del país.

En Sobre las olas, Herrera interpreta a Trinidad, un personaje que nació de la improvisación y la libertad creativa. “Horacio nos dijo que el guion era solo una guía, que fuéramos libres”, recuerda la actriz. Acostumbrada a este tipo de procesos gracias a trabajos previos como Kokoloko de Gerardo Naranjo, Herrera encontró en el rodaje un espacio para explorar y construir en diálogo con el director. “Cuando me dio la mano por primera vez, dijo: ‘Ella es una bruja’. Desde ahí supo que yo le daría voz a Trinidad. Y así fue: improvisamos, añadimos textos, jugamos… y el personaje creció”.

La película, rodada con un fuerte sentido visual y llena de estampas mexicanas, le resulta a Herrera una respuesta necesaria a la pregunta de quiénes somos y hacia dónde vamos en el cine nacional. “Creo que después de la pandemia nos dimos cuenta de que nos faltaban historias mexicanas interesantes, que hablaran de nosotros. Sobre las olas es una de esas respuestas”.

Por su parte, Un cuento de pescadores, filmada en el lago de Pátzcuaro, Michoacán, es un ejemplo de horror folclórico que, según Herrera, recupera tradiciones y leyendas locales poco exploradas por el cine. Su personaje surgió de un accidente fortuito: “Me dormí en el coche rumbo a la locación y mi peinado quedó de lado. Íbamos a hacer una prueba, pero el director dijo ‘¡vamos a rodar!’, y así se quedó. Ese peinado terminó definiendo al personaje”.

Para Herrera, el filme de Nito es otra muestra de un nuevo movimiento cinematográfico que mira hacia las raíces, hacia los cuentos de las abuelas y los mitos propios. “Tenemos un país tan rico que no deberíamos hacer remakes de historias que ni nos pertenecen. Más bien, otras culturas deberían estar adaptando nuestras leyendas”.

Ambos proyectos han tenido presencia en festivales y, en el caso de Un cuento de pescadores, lograron distribución comercial en Cinépolis y Cinemex. Herrera celebra este paso: “Está padrísimo que las películas viajen a festivales, pero lo más importante es que las vea la gente. Para ellos las hacemos”.

Actualmente, la actriz protagoniza la cuarta temporada de la serie Lotería del crimen en TV Azteca, donde interpreta a Gigi, una hacker fanática de la cultura coreana. Entre sus próximos proyectos están Tequenchu de Carlos Matienzo, otro ejercicio de horror folclórico, y Capo, producción polaca que aborda la explotación laboral de migrantes latinos en Europa.

Con una carrera que la ha llevado de trabajar con Alfonso Cuarón en Roma hasta protagonizar cintas premiadas en el circuito internacional, Alejandra Herrera se consolida como una actriz versátil y comprometida con un cine que busque, arriesgue y se atreva a contar las historias que nos definen.