★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay
Yo tenía unos ocho años cuando se estrenó la GHOSTBUSTERS original, la de Ivan Reitman. Que te llevaran al cine a verla calificaba como un auténtico acontecimiento. La emoción, el entusiasmo y la curiosidad por las películas de moda se compartía en los recreos y los parques. El punto en común era que, después de ver aquel filme, todos queríamos ser un «cazafantasmas». El director Jason Reitman apunta su rayo de particulas para atajar aquel sentimiento en la flamante GHOSTBUSTERS: EL LEGADO.
Phoebe (Mckenna Grace) es una niña que se muda a una vieja y lejana cabaña junto a su hermano Trevor (Finn Wolfhard) y su madre Callie (Carrie Coon). El lugar perteneció a su abuelo, así que muchas preguntas comienzan a brotar de la mente de Phoebe, pero su madre no quiere hablar al respecto. Sin embargo, la actividad paranormal se dispara en el pueblo, cosa que provoca que los secretos familiares tengan que salir a la luz: eso incluye mochilas de protones, trampas para espectros, uniformes y un viejo vehículo abandonado, el cual conocemos como el Ecto-1.
GHOSTBUSTERS: EL LEGADO es un torrente de nostalgia, es cierto, pero también es una aventura original en sí misma. El largometraje de Jason Reitman se enfoca en lo que ya he citado al principio: el sueño infantil de ser un «cazafantasmas». Para lograrlo, Reitman no solo ha echado mano de los elementos de la franquicia que ya conocemos (y que están en el tráiler, esto no es spoiler), sino también de una trama nueva y que plantea un flamante capítulo en la historia de esta mitología.
Dicho esto, GHOSTBUSTERS: EL LEGADO tiene herramientas para seducir a los espectadores originales y, al mismo tiempo, para encontrar nuevos públicos para esta franquicia y sus personajes. El filme es una película familiar porque reúne generaciones, crea un puente transgeneracional entre los públicos. Pero no solo eso, también es familiar porque los Reitman (hijo y padre) honran a la equipo que hizo de los «cazafantasmas» un fenómeno y nos cuentan una historia donde la genealogía, la dinastía y la herencia suman muchísimo a la consolidación de la identidad y el sentido de pertenencia.
Por supuesto, seguro que notarás también que los elementos plásticos del filme tienen muchísima cohesión. Visualmente, esta nueva pieza de los GHOSTBUSTERS es respetuosa del imaginario creado por el filme original. La locación ha cambiado, eso es cierto, pero la flamante cinta sigue apelando a elementos formales que para todos nosotros son reconocibles: no importa si nos referimos a aspectos de arte, de fotografía, de paleta de color, de luz o de música; de inmediato te darás cuenta de que EL LEGADO es irrenunciablemente una película de GHOSTBUSTERS.
En un Hollywood que frecuentemente fracasa al «resucitar» las franquicias clásicas, GHOSTBUSTERS: EL LEGADO nos ha cumplido con creces. Verla se siente lindo… y su final es precioso. Hace apenas unos días le pude preguntar a Jason Reitman —cara a cara— si estaba consciente del hecho de que había filmado una película que no era estrictamente suya, ni de su padre, sino del público, de la gente, de todos nosotros que amamos a «Los Cazafantasmas». Me dijo que sí, y que esa era la idea. Así que solo te diré a ti, que estás leyendo este texto, que disfrutes de EL LEGADO como lo que es: una película que te pertenece.
GHOSTBUSTERS: EL LEGADO está en cines desde el 18 de noviembre. Un estreno de Sony Pictures.
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Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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