★ ★ ★ ★ | Por Arturo Garibay
Hunter (Haley Bennett) es una joven que tiene un matrimonio de escaparate, la casa perfecta, la vida aparentemente perfecta. Pero la perfección de su entorno es opresiva. Tóxica. Su marido es un ser humano pérfido y narcisista; su familia política es veneno puro. A pesar de ello, el amor y los empeños de Hunter son puros, honestos… e insaciables.
Contenida en emociones y anhelos dentro del entorno familiar, Hunter comienza a tragarse objetos peligrosos. Todo empieza con una canica; después, una tachuela; una piedra; una batería… en fin, cosas pequeñas pero potencialmente letales. El mundo de los pequeños objetos inorgánicos se convierte en el único alimento para el alma de Hunter.
SWALLOW es una potente pieza de body horror dirigida y escrita por Carlo Mirabella-Davis. En el filme, el cineasta nos invita a explorar la vida cotidiana de la protagonista. El resultado es un relato que te lacera emocionalmente, pero que al mismo tiempo te magnetiza. Lo que ves es aterrador y profundamente humano al mismo tiempo.
Resulta interesante, además, ver cómo el cineasta expone a Hunter, su protagonista, a una suerte de triple escrutinio: el de su familia, el de una psiquiatra y el del espectador. Mientras el presente de Hunter la vapuléa, la joven también nos va compartiendo su pasado. Hunter es flanqueada por una condescendencia feroz. Es notada cuando comete actos radicales y así combate la violencia de la que es (ha sido) objeto y la invisibilidad impuesta por sus parientes.
En su filme, Mirabella-Davis explota sus recursos con precisión casi quirúrgica. El diseño plástico del filme y la cinefotografía son preciosistas, de una belleza abrumadora; empero, la exquisitez visual del filme contrasta con la monstruosidad emocional que ocurre en las entrañas de Hunter, quien nos invita a transitar desde la autodestrucción hasta la resiliencia. Descubrir a Hunter no es un trayecto sencillo, pero al final todo vale la pena.
Cómodamente, puedo decir que SWALLOW es la más interesante pieza de body horror que he visto desde TITANE de Julia Ducournau (aunque SWALLOW nos ha llegado tarde, pues la pieza tuvo su circuito de festivales en 2019, antes del furor de la película francesa de «titanio»).
Pero sin importar si fue primero el huevo o la gallina, ambos filmes coinciden en tener en sus epicentros a una protagonista femenina que —cada cual en sus circunstancias y con sus propósitos— toma decisiones radicales sobre su cuerpo en busca de emancipación, justicia emocional, redignificación del yo y la ratificación de ellas mismas con individuos; además, es una pieza sobre los impulsos, que son corceles difíciles de domar.
Mis palmas y mis estremecimientos, mi fascinación y mi congoja, se las he entregado a SWALLOW. Qué joya tan devastadora. La pieza ganó el premio de Mejor Actriz en TriBeCa y recogió galardones de dirección y guion en el Fantasia Film Festival. Si eres un espectador al que le gustan las osadías, no dejes de verla.
SWALLOW está disponble actualmente en Mubi.
Encuéntrala aquí.
Crítica por Arturo Garibay para TOPCINEMA
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